Se necesitan 80 años para que el salario recobre su poder adquisitivo, afirman investigadores

Un trabajador debe laborar 23 horas con 58 minutos para poder comprar 40 productos de la canasta básica, lo cual demuestra que es una falacia que se haya recuperado el poder adquisitivo de la clase obrera, pues para ello deben pasar por lo menos 80 años, afirmaron los investigadores Javier García Granados y Paulina Reyes.

De acuerdo con los académicos del Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), apuntaron que el tope salarial sigue vigente en el país y que no hay una libre negociación para superar dicho porcentaje.

“Las autoridades se mantienen firmes en ese porcentaje y lo podemos observar con toda claridad en las negociaciones contractuales de sindicatos universitarios y algunas empresas”, indicó García Granados.

En su opinión, las autoridades laborales viven una realidad totalmente diferente a la que enfrenta la clase trabajadora y se observa de manera clara una precarización salarial.

Consideró que hay una “política de guerra” contra los trabajadores, lo cual se palpa en cuántas horas debe laborar un obrero para poder adquirir 40 productos de la canasta básica, sin tomar en cuenta lo que establece la Constitución, en donde el salario mínimo debe cubrir vestido, alimentación, educación y esparcimiento.

La investigadora Paulina Reyes alertó que cada año se incrementa el número de trabajadores que ganan entre uno y tres salarios mínimos, mientras el sector que percibe más de cinco minisalarios disminuye de manera paulatina. Consideraron que para recuperar realmente el poder de compra de los salarios tendrán que pasar por lo menos 80 años.

Mientras los salarios de la clase obrera disminuyen, la jornada laboral aumenta. “En 1988, dos millones 336 mil trabajadores laboraban 48 horas por semana y en 2018 este número se incrementó a 15 millones de trabajadores”, abundó.

Indicó que dos millones 754 mil obreros laboran 35 horas por semana y el año pasado ese número se incrementó a 12 millones.

La catedrática de la Facultad de Economía expuso que mientras los trabajadores se ven en la necesidad de aumentar su jornada laboral, sus percepciones económicas van a la baja y con ello una pauperización del nivel de vida de la población en general.

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