En la raya: OPERACIÓN CICATRIZ… Muy difícil
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Por José Luis López Duarte
“Soy el presidente más atacado en los últimos cien años” declaró sin rubor alguno el presidente López Obrador, como todo lo que él dice, es la verdad y no tiene discusión, así sea el mayor desatino, en un contexto donde se esfuerza desesperadamente por restaurar los daños a su gestión gubernamental que le han afectado severamente sus bonos políticos.
El jueves pasado, después de visitar Guanajuato y llegar a Jalisco, en una operación por sanear su relación con los gobernadores, adoptando medidas en esa lógica, primero ordenó a la secretaría de hacienda la entrega de 20 mil millones de pesos a estados y municipios de los 25 mil millones que les adeudaba desde el 30 de junio, y la segunda aceptar la necesidad de discutir y crear un nuevo convenio de coordinación fiscal para el país.
En el fondo de esta operación cicatriz, que incluye las medidas de extradición de César Duarte y Emilio Lozoya para armar los juicios anticorrupción contra miembros del PRI y PAN se supone, radica el eje de la política que el presidente de México y su partido impulsarán en lo que resta del año.
Política que a todas luces pretende recuperar la iniciativa política que lo relance en el imaginario social y por supuesto detenga la caída de su popularidad, credibilidad y preferencias electorales para su partido.
Y por eso, no fue casual que sintiera como golpe en el estómago la declaración política de buena parte de la intelectualidad mexicana, convocando a la creación de un bloque político electoral titulado “contra la deriva autoritaria y por la defensa de la democracia”, porque sin duda ha sido este un llamado no de los FRENA ni del ultraconservador Lozano, sino de la intelectualidad política de mayor compromiso con la transición política de México en los últimos treinta años.
Por eso el mismo día jueves les contestó de manera furibunda “celebro que escritores y periodistas que han defendido desde siempre el modelo neoliberal o neoporfirista se agrupen, se definan y dejen de lado la simulación para buscar restaurar el antiguo régimen, caracterizado por la antidemocracia, la corrupción y la desigualdad”.
La ceguera que le provocó el enojo al presidente López Obrador la declaración de los intelectuales le borró la memoria de quiénes firmaban el documento y los esfuerzos que han realizado todos ellos durante su vida y por este país, como para insultarlos de la manera que lo ha hecho con ese libelo estilo John Ackerman o Federico Arreola
El otro golpe que recibió fue el viernes en su visita a Colima, donde el gobernador a diferencia del de Guanajuato y Jalisco, del PAN y MC respectivamente, habían sido sumisos, José Ignacio Peralta lo enfrentó y dejó muy clara su concepción de la democracia y que esta no consistía en una definición de “estás conmigo o contra mí”, como ha sido el discurso del presidente ante sus adversarios.
Sin duda las extradiciones de los priistas del gobierno de Peña Nieto han detenido la caída de la popularidad del presidente y su partido, generando con ello un revuelo político que ya imaginan muchos que no alcanzarán las cárceles para todos los implicados, lo que genera una espuma de expectativas y que llevan toda una connotación publicitaria de la 4T ¿Pero eso les reactivaría para quebrar la tendencia al deterioro de su ineficacia gubernamental y el choque al final de las crisis estructurales que enfrenta? Mañana seguimos.