LA CRISIS DE EUA • Una amenaza para todos
Por José Luis López Duarte
Para la familia Garnica Nuñez, toda mi solidaridad, en especial para mi querida esposa Patricia por la perdida de su hermano César Alfredo. D.E.P.
Este día de reyes en México y en el mundo prácticamente se nos hizo nudo la rosca en la garganta y amargo el chocolate con el que festejábamos, después de ver los sucesos en el congreso de Estados Unidos que fue vandalizado al extremo de suspender la sesión, resguardar a todos los congresistas, que calificarían la elección presidencial del pasado 3 de noviembre, con un saldo de 5 muertos, decenas de heridos y detenidos por la policía. Situación que puso en vilo al mundo y reflejo el agotamiento, en muchos aspectos, del sistema electoral del país más rico del planeta.
Desde la elección de George W. Bush cuando compitió contra Al Gore, luego el 2016 cuando Trump salió electo contra Hilary Clinton, en ambos casos los votos ciudadanos superaron los votos de los vencedores productos de un sistema electoral manipulable y poderes fácticos capaces de todo, a tal grado que ahora el extremista Donald Trump estiró la cuerda a limites nunca vistos al pretender forzar al congreso estadounidense, instalado como colegio electoral, para que no permitiera la ratificación del ganador Joe Biden e impedirle de esa manera llegar al gobierno este 20 de enero.
Esta crisis política que vive Estados Unidos de alguna manera tiene similitudes con la experiencia de México cuando vivimos en 1988 aquel gigantesco fraude contra el movimiento político-electoral que encabezo Cuauhtémoc Cárdenas que se desbordó en las urnas el día de la elección, situación que el gobierno de la República encabezado por Miguel de la Madrid enfrentó inventando la famosa “caída del sistema”, cuando su gobierno tenía todo el control electoral y las decisiones en manos de la secretaria de gobernación, quien era la instancia que calificaba los resultados electorales.
Este gigantesco fraude electoral en México provocó una fractura política en el país que prácticamente lo dividió en todo el sexenio de Carlos Salinas, quien desde el gobierno profundizó la confrontación modificando el sistema económico de México, pasando de una economía mixta (privada, pública y social) a una economía de libre mercado desmontando los principales resortes económicos del gobierno y la sociedad como fue la venta de más de trescientas empresas estatales la privatización del ejido y la creación del outsourcing. Al mismo tiempo que en la vida política se sucedieron hechos que provocaron el asesinato de más de 400 activistas políticos en el territorio nacional y magnicidios como el del obispo Juan José Posadas y Luis Donaldo Colosio hasta provocar, a finales de aquel sexenio, una cuantiosa fuga de capitales que provocó la crisis financiera de 1994.
El país prácticamente se había convertido ingobernable y amenazaba con empeorar, por lo que surgieron acuerdos políticos trascendentales al inicio del gobierno de Ernesto Zedillo, que le permitieron con muchas dificultades iniciar un proceso de estabilización del país.
Fue así como se creo un nuevo sistema electoral (IFE) que vino a darle certeza a las elecciones con su ciudadanización, se aprobó también un contrato de deuda extraordinario por casi 30 mil millones de dólares que tuvo que aprobar el congreso de Estados Unidos, naciendo así el FOBAPROA, y en las elecciones de 1997 el PRI pierde por primera vez en su historia la capital del país y la mayoría de diputados federales para cerrar el ciclo en el año 2000 donde se da la primera alternancia de la presidencia de la República con Vicente Fox y el PAN.
Fueron diez largos años de crisis económica, política y social que agotaron el régimen priista, donde la economía se transformó hacía un modelo neoliberal, se produjo la alternancia en el gobierno y arrancó un periodo de transición de toda la sociedad mexicana.
Esa fue la ruta que siguió México de un régimen político electoral que funcionó por más de 60 años, al igual como le esta ocurriendo al régimen político de Estados Unidos que ya llega las dos décadas que viene sufriendo inestabilidad y violencia, que de acuerdo a lo que se vio el miércoles pasado puede escalar mucho más, incluso algunos piensan que se puede llegar a una guerra civil. Ojalá y no. “Dios no lo quiera” como cantaba el inolvidable “Negrumo”.