LA REELECCIÓN • Un fracaso
Por José Luis López Duarte
Siempre, en general, he considerado el principio constitucional de “no reelección” que imperó hasta 2014 desde 1917, y que durante casi un siglo prevaleció la máxima maderista “sufragio efectivo, no reelección”, una clave política muy valiosa para la estabilidad del régimen político mexicano, porque sirvió para refrescar a la clase política mexicana, limitar sus ambiciones e impedir, de alguna manera, el uso faccioso, convenenciero y personalista del servicio público.
Lamentablemente, la burocracia de los partidos no dimensionó estas bondades y se inclinaron por la supuesta experiencia y profesionalización del desempeño, como si la mayoría de todos los funcionarios electos hubieran sido muy productivos.
Lo menciono porque tanto en la elección del 2018, como la de ahora en junio de este año, la mayoría de los gobiernos locales, trátese del congreso del estado, presidentes municipales y cabildos, han solicitado licencia para repetir en su cargo y unos pocos para escalar en otra posición política.
Sé que me dirán que es falso en los casos de los municipios y coincido en el número, pero en lo que se refiere a población no. Ahome, Guasave, Culiacán y Mazatlán representan el 80% de la población y sus presidentes municipales han solicitado licencia, de ese tamaño es la operación política en donde más de 2.5 millones de habitantes se han quedado prácticamente sin gobierno.
Peor aún, de los cuatro municipios grandes, sólo se salva Guasave, porque en Ahome, Culiacán y Mazatlán son de los presidentes municipales peor calificados, no solo en Sinaloa sino en todos el país, tanto el “Billy” Chapman, Jesus Estrada Ferreiro, como el “Químico” Benítez quieren la reelección, como si este tiempo que pasó no fuera suficiente para evaluar su ineptitud.
Y qué podemos decir de los diputados locales, cuando 26 de los 40 que integran la legislatura, el 66%, han dejado en manos de los suplentes, inexpertos todos ellos, y muy seguramente los 14 diputados que se quedaron son de los menos productivos ¿Qué va a suceder con la legislatura en los próximos tres meses, por lo menos, si no es que llegan hasta siete meses?. Por lo pronto ya surgió un problema en lo inmediato, los suplente de los 13 diputados de MORENA que pidieron licencia, ¿qué cree usted?… No quieren tomar posesión porque también son precandidatos a regidores, diputados y presidentes municipales la mayoría de ellos. De ese tamaño el lío.
Pero lo peor de todo, más allá de los personajes que figuran en Sinaloa, el fondo del problema es que el gobierno se convierte en un “trampolín” político y todo el trabajo del servidor público se desvirtúa para transformarse en un acto para generar condiciones personales para la reelección con las implicaciones de manejos de recursos y facultades institucionales en aras de complicidades y compromisos para ese propósito.
Por último, el ejemplo más patético y fehaciente de esta conducta es el caso de Gerardo Fernández Noroña, el “imbatible” legislador federal del PT, quien tuvo que pedir perdón públicamente ante todo el país, en aras de quitarse la sanción impuesta por los tribunales por violencia política de género que lo inhabilitaba para ser elegible este próximo 6 de junio y no podría reelegirse, pues se quitó la sanción y el que no se pone el cubrebocas porque no quiere, aunque la ley lo obligue, como ocurrió en Venezuela, por la reelección “dobló las manitas” y le pidió perdón a la diputada.
Y para ubicar más al personaje y reconocer la magnitud de su “humildad” para pedir perdón por el agravio cometido en aras de reelegirse, platiqué un día con un ex pariente de aquí de Culiacán de Fernández Noroña, y le pregunté “¿Cómo consideras a tu pariente Gerardo?” y me contestó “mira, siento algo parecido a lo que me sucede con la sal, entre más poquita coma es más sano”. De ese pelo.