COVID ¡HAY QUE INTENTAR! • Todo se puede
Por José Luis López Duarte
Otra vez el dantesco escenario en los hospitales que está obligando a la secretaría de salud a reconvertirlos aceleradamente otra vez a áreas COVID-19, para poder atender las demandas de enfermos que se están agolpando de nuevo por atención médica hospitalaria.
Y es que lo que empezó como rumor después del día de las elecciones, es ahora otra dramática realidad que ya creíamos rebasada en el manejo de la pandemia y que seguiríamos a la baja en las incidencias de la misma, pero no ha sido así y ahora caminamos en sentido contrario: A los tiempos más cruentos.
Qué bueno que se preparan los hospitales para recibir a los contagiados, pero qué malo que no podamos cortar la ola de los mismos y, lo que es peor, danos por vencidos y aceptar “que se mueran los que tengan que morir”, como alguien fatalmente comentó, como si no hubiera medidas que asumir.
Tan lamentable se dibuja todo que ni por asomo debiera declarar el gobernador que no asumirá medidas restrictivas a la economía, al igual que el presidente de la república.
Pareciera que no se advierte que aún no existe la inmunidad de rebaño, de que el virus ya es un huésped permanente en nuestras vidas y que, aunque no nos agrada, nuestra vida debe cambiar y algunos hábitos y costumbres tenemos que adoptar en nuestra cotidianeidad, como es el uso de cubrebocas permanente, la ventilación de espacios y la distancia entre personas.
Ya llegan a los 6500 muertos en un año de COVID-19, mil muertes más que todos los asesinatos ocurridos en el gobierno de Quirino Ordaz, es decir, en 500 días de pandemia han muerto más que los asesinados en 1500 días del gobierno actual, casi 3 veces más por día.
Si el asombro sobre los asesinatos diarios en Sinaloa aún se mantiene ¿Qué será ante las muertes por la pandemia? Pues debiera ser estupor, pero tal parece que para algunos no, incluidos nuestros gobernantes.
Es cierto, la pandemia no es un asunto fácil, pero lo peor que le puede pasar a quien está encargado del gobierno es rendirse.
Claro que es un problema mundial, y porque es así más nos debemos de preocupar y ocupar, no pensar que es algo sencillo y barato, sino todo lo contrario.
Ya se habían dado pasos y se habían abatido los indicadores de los contagios y muertes ¿Por qué bajar la guardia? ¿Por qué descuidar las medidas sanitarias? ¿Por qué darle rienda suelta al desenfreno? ¡No se vale!