LOS RETOS DE MORENA • Una etapa difícil
Por José Luis López Duarte
1° de 2 partes
AMLO y MORENA llegaron al poder el 2018 y se propusieron realizar desde el gobierno una transformación de la sociedad, del impacto y significado histórico que tuvieron la independencia de 1810, las leyes de reforma del juarismo y la revolución mexicana de 1910, por supuesto, un objetivo monumental desde el ángulo que se le mire, que ahora, tres años después, vale la pena visualizar sus aciertos, errores, avances, retrocesos y perspectivas para el final del sexenio.
Yo creo, en primer lugar, que antes del triunfo electoral del 2018 no la visualizaron como una cuarta transformación, como la propagandizaron después de aquel primero de julio cuando triunfaron con un apoyo popular arrollador, y lo creo así porque no sabían en realidad la fuerza y peso específico del movimiento electoral, por lo tanto, no concebían los alcances que tendrían.
Ganar de manera abrumadora y convertirse prácticamente en el nuevo gobierno casi de partido único, que les permitiría hacer lo que se propusieran, fue lo que los movió hacia la construcción de una nueva etapa del país, al grado de proponerse desmontar el modelo económico neoliberal y restablecer el estado benefactor, regulador y garante de la soberanía nacional y popular, conclusión extrema creo yo, a partir de un esquema ideológico sin un examen riguroso de carácter político y estratégico.
El discurso político electoral partió de acabar con la corrupción y todos sus efectos, particularmente con el saqueo del gobierno y sus instituciones, pero previo al 2018 no existió el discurso de la cuarta transformación y, por consecuencia, no se formó una base social que le proporcionaría miles de resortes para impulsar al nuevo gobierno en esas transformaciones.
Como tampoco prevaleció una política de alianzas en esos propósitos que les hubiera permitido construir un bloque político sólido antineoliberal, más bien construyeron un movimiento electoral antisistémico pero no pro 4T, eso lo iniciaron después de que ganaron y es lo que refleja al final su debilidad principal.
Que ha sido un paso importante y decisivo en la vida del país ¡Claro que sí!, pero que haya sentado las bases de una transformación como la que se propusieron está en duda, y ello creo tiene dos explicaciones. La primera fue no prever el triunfo de la magnitud que ocurrió, y segundo, que no tuvieron plan político para varios escenarios, precisamente porque se propusieron ese movimiento electoral y no el cambio estratégico de la 4T.
¿Qué implicaciones tenía una definición política estratégica para la elección presidencial del 2018? Primero, definir una transición entre ganar el gobierno y reorganizar el país, para establecer las bases de la cuarta transformación; segundo, el tipo de gobierno que requería esa transición; Y tercero, qué bases necesitaba construir para empezar la 4T.
Sin duda, todo ello necesitaba de muchas definiciones, de una gran operación política cultural y una organización social permanente, cosas que no se veían en el proceso preelectoral, y todo giraba alrededor de la figura emblemática de AMLO, cuestión que en sí misma representaba esa dicotomía tan seductora entre el acierto y el error, que producen todas las imágenes como ha sido el liderazgo de López Obrador.
No hubo entonces transición política y se estableció como consigna construir la 4T desde el gobierno, sin consolidar el movimiento electoral, sin construir un nuevo bloque de aliados y sin definir, por supuesto, las metas del periodo inicial del nuevo gobierno.
En síntesis, de manera general esos son los antecedentes con lo que creo se insertó el gobierno de AMLO, por lo que faltará ver las circunstancias, el proceso, los resultados y qué apuntan.