LOS PARTIDOS EN SINALOA

• ¿Cuál camino?
2° de 2 partes

Por José Luis López Duarte

Para nadie tiene discusión la gran derrota que sufrió la coalición opositora del PRI, PAN y PRD en las elecciones pasadas y reflejan, además, la debilidad ideológica, política y organizativa, cuando han dejado por completo el campo de batalla y solo se habla de sus deudas económicas, como si no hubieran obtenidos votos y posiciones populares.

Lo peor que le puede pasar a un partido político es que prive la desmoralización y la desolación, porque en esas circunstancias no hay con qué reconstruir y continuar los esfuerzos obligados de cada uno para con la sociedad.

El PRI, PAN y PRD tienen compromisos con la sociedad y el gobierno. Haber obtenido el 37% de los votos entre los tres partidos (el PRI 24%, PAN el 11% y el PRD el 2%) no es poca cosa, al contrario, representa un enorme capital que debe estar en juego en el próximo gobierno y en la sociedad.

Además, los tres son partidos nacionales que libraron la primera batalla contra la 4T, MORENA y sus aliados, que en marzo tendrán la próxima gran batalla y que, en la lógica política de un régimen, ahora representan el contrapeso político del gobierno y el fiel de la balanza en las grandes decisiones del país.

Por eso, verlos tan achicopalados, como si nunca hubieran ganado, dan hasta pena ajena, como si no conocieran el juego de partidos políticos. La elección del 6 de junio ya pasó, ahora resta recoger lo que quedó, “levantar las sillas y acomodar las mesas”, porque la lucha política sigue y no tiene fin.

Por eso, da pena ver una dirigencia del PRI completamente ausente y que ningún líder se plante enfrente y exija a su partido y sus líderes nada. Como también que el probable coordinador parlamentario del PRI, Ricardo Madrid, declare que su posición será de “acuerdos y consensos”, como si el horno del PRI estuviera para eso. Ojalá y de perdida los académicos e intelectuales del PRI dieran un pasito con su partido, no estaría mal.

Y qué decir del PAN y el PRD, que ni tan siquiera han declarado nada después del 6 de junio sobre los resultados electorales y cómo les fue, cuando es lo más normal, después de una jornada política y más una que se da cada seis años.

En el PAN ahora solo piensan ya en la renovación de la dirigencia, como si esa fuera la varita mágica. Pues entonces que renuncien, como lo hizo Jesús Valdez, y así se activa de inmediato ese mecanismo, aunque sirva de poco, porque lo que requieren el PAN y el PRD son los liderazgos con ímpetu, con coraje y, especialmente, con objetivos y tareas claras para convocar a la sociedad y dirigir a su militancia.

La oposición así no le sirve a nadie, ni a ellos, ni al gobierno y mucho menos a la sociedad. Se necesita una oposición activa y fresca, sin el derrotismo y con convicciones de lo que quiere para trabajar con quien coincida, incluso con el gobierno.

Pero así, asumiendo el fracaso, consumiéndose en la rabia e impotencia, lo que va a pasar es que se inscribirán en el camino de otra derrota y otra caída quizás peor.

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