Aplauden a Jacob Tapia como director huésped de la OSSLA en memorable concierto
Buen papel como solistas desempeñaron el violinista Samuel Murillo y el contrabajista Luis Angüis en el “Gran dúo concertante”
Culiacán, Sinaloa.- La ovación final, acompañada de intensos aplausos, remarcó la aceptación del público al joven director de orquesta Jacob Tapia como director huésped de la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes, en el noveno concierto de su Primera Temporada 2022, donde fueron aplaudidos también como solistas Samuel Murillo en el violín y Luis Angüis en el contrabajo, miembros los tres de la sección de cuerdas de la OSSLA.
El programa interpretado en el Teatro Pablo de Villavicencio, abrió con la tersa calma de la pieza “Crisantemos”, de Giacomo Puccini, interpretada por la sección de cuerdas de la Orquesta, que sonó maravillosa, relajante y a plenitud.
Le siguió una pieza esperada, como es el conocido y precioso “Gran dúo concertante”, de Giovanni Bottesini, con la participación de los dos solistas, quienes se mostraron seguros en su papel, en una pieza emblemática para sus instrumentos en abierto diálogo y arropados por el sonido de la sección de cuerdas, que fue la estrella de este programa.
El violinista Samuel Murillo, nativo de Culiacán y reconocido también como compositor de diversos temas –algunos de los cuales le ha estrenado la OSSLA- y el contrabajista Luis Angüis, de la CDMX, mostraron su talento junto con el tijuanense Jacob Tapia, violinista segundo de la Orquesta y director de orquesta que en esta oportunidad mostró su virtuosismo a los sinaloenses. Los solistas fueron aplaudidos reciamente al final de la interpretación.
Tras el intermedio, el programa cerró con la “Sinfonía No. 60 ‘Il Distratto’”, de Joseph Haydn, concebida en 1774 como música incidental para una representación de la comedia «Le distrait (el caballero distraído)», del francés Jean-Francois Regnard, y en que dio a Haydn la oportunidad de desplegar su ingenio y buen humor a lo largo de sus seis movimientos de alegre andadura, en la primera interpretación por la Orquesta.
Como para estar a tono con el sentido humorístico de la pieza, sorprendió a no pocos en el Prestíssimo final y desconcertó a más, cuando la concertino Olena Bogayckuk se incorporó y tocó el sonido para afinar la orquesta como si hubiera un caos, para sentarse rápidamente y continuar la pieza hasta el final, lo cual hizo reír a no pocos y aplaudir rabiosamente entre vítores, a su director invitado y a los músicos –también la sección de cuerdas, aderezada solo con dos trombones, un clarinete, oboe y timbales-.