Un saldo de 500 muertos en Turquía y Siria después de el paso de un terremoto de 7,8 grados

Un terremoto de 7,8 grados de magnitud en la escala de Richter ha sacudido esta madrugada las provincias del sureste de Turquía y el norte de Siria, según ha informado el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). El vicepresidente de Turquía, Fuat Oktay, ha afirmado que hay al menos 284 muertos y más de 2.300 heridos, aunque lamentó que la cifra seguirá aumentando en las próximas horas debido a que todavía queda un gran número de personas bajo los 1.700 edificios que se han venido abajo. En Siria, se han notificado más de 230 muertos y 600 heridos en zonas del norte y oeste controladas por el Gobierno, y decenas de fallecidos en las áreas bajo control rebelde. El movimiento se ha sentido con fuerza en 14 países, entre los que están Líbano, Israel, Chipre y Jordania.

“Nuestra prioridad es sacar a las personas atrapadas bajo los edificios derrumbados y trasladarlas a los hospitales”, ha dicho el ministro del Interior turco, Suleyman Soylu, que ha anunciado la declaración del nivel más alto de alarma. También se ha puesto en estado de alerta a las Fuerzas Armadas en la zona para participar en lo que sea necesario. “Estamos recibiendo notificaciones de muchos lugares, nuestros equipos de salvamento han sido enviados a la zona, se están preparando y enviando aviones de carga”, añadió el ministro. Ankara ha emitido una petición de ayuda internacional y varios gobiernos han respondido ya: el presidente de EE UU, Joe Biden, ha puesto a disposición de Turquía la ayuda de la agencia USAID y el vecino Azerbaiyán ya ha enviado a 370 efectivos de protección civil. La Unión Europea también se ha comprometido a prestar asistencia.

La presidencia de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD), encargada de coordinar las operaciones de búsqueda y la ayuda a los damnificados, ha reconocido que hay “un gran número de edificios dañados”. “Pedimos a la población que, especialmente en las próximas horas, no entre a los edificios afectados”, dijo Orhan Tatar, representante de AFAD.

Numerosas viviendas, muchas de siete u ocho plantas, se han convertido en montones de escombros sobre los que los equipos de emergencia y los propios vecinos trabajan retirando cascotes. Las labores se llevan a cabo en condiciones meteorológicas muy difíciles, pues Turquía sufre una fuerte borrasca con lluvia y fuertes vientos que han obligado a la cancelación de vuelos. En la zona del terremoto, las temperaturas no superan los 5ºC y localidades como Malatya, donde hay más de un centenar de edificios destruidos, está cubierta de nieve.