Mexicana fue captada por una secta chilena y logró escapar: «Las mujeres eran esclavas»

Daniela Durán llegó a la Ciudad de México cuando tenía 17 años, era menor de edad e iba a estudiar. En esa época era muy rebelde, quería ser independiente y pasaba poco tiempo con su familia, pues tenía padres separados. En este contexto, la invitaron a supuestamente sanar lo que aquel divorcio había dejado en ella.

«Fui captada a los 17 años, estaba saliendo con el hijo de uno de los representantes más grandes en México, estaba en la prepa, acababa de llegar del interior de la República a Ciudad de México. Lo conocí, su familia fue muy complicado ganar su confianza, pero una vez que íbamos enserio, tomaron la decisión de acogerme», contó en entrevista con el activista argentino Pablo Salum, quien lleva más de 30 años luchando en contra de las organizaciones coercitivas.

Pasaba mucho tiempo con ellos hasta que en algún punto su suegra la invitó a uno de los seminarios de liderazgo que imparten. Entonces le hicieron algunas prácticas coercitivas con música, bastante emocional, le dijeron que sería una nueva persona, y le dieron algunos apuntes aspiracionales.

«Después de tres días de una paliza, donde encuentran algo que tengas y se agarran de ahí para decirles que tienen que sanarlo. Hacen hincapié en el espacio desde donde te pueden manipular. No pueden salir de ese día sin algo», explicó.

Agregó que en dicho taller estaba su ex novio, lo que fue algo demoledor porque mientras su familia no estaba con ella, significaba que la familia de su pareja sí la apoyaba hasta las últimas consecuencias, y entonces quedó enganchada definitivamente, pero todavía no era parte de la organización.

Dentro de la estructura, explicó Daniela, todo empieza con un gurú en la punta más alta, el líder y su grupo de confianza; mientras que los líderes de confianza también tenían su propio circulo interno, y ella fue entrando poco a poco al de la familia de su novio a medida que hacía los módulos para seguir progresando en el programa del liderazgo.

Luego de estos módulos de liderazgo, lograban llegar a una experiencia en la montaña. Personas de todo el mundo llegaban a Chile para vivir la experiencia más grande de la organización. Reveló que este viaje era por lo menos 4 veces al año, y si no podrías hacerlo, era porque eres una persona mediocre que no tenía fe en lo que hacían como grupo.

Dentro de la organización fue testigo de que muchas mujeres recibían insinuaciones sexuales por el líder del grupo, o bien, tuvieron relaciones con él. Aseguró que sobre todo aquellas que llegaban a ocupar grandes puestos como líderes. Además, confesó que el propio fundador presuntamente entregó a su propia hija a otro de sus socios como presunta esclava.

«En el rango jerárquico, las mujeres eran esclavas para la limpieza, para la conciencia, para complacerlo sexualmente. Veían a las chicas de las que se rodeaba y todas eran hermosas. Él mandaba a personas de su confianza a trabajar a las otras chicas, las invitaban, las alzaba, jugaba con su autoestima», explicó.

Por otra parte, aseguró que el staff, por ejemplo, eran los que pagaban por estar dentro de la organización y tener un rol, cualquiera que fuera, aunque sea lavar los baños, picar leña, ser camarista, ser decorador. Es decir, en lugar de tener un sueldo, un seguro médico, seguridad social, pagabas para trabajar, lo que podría ser explotación laboral.

En un momento logró tomar un trabajo con el líder de la organización como editora de los libros que publica, la mayoría de ellos robados. Pasó de ser una miembro cualquiera a ganarse la confianza de la cúpula, gracias a la recomendación de su secretaria. Pronto se integró al círculo interno, y su vida se transformó.

Se dio cuenta entonces que con estos grupos de cursos en la montaña, lograban ganar hasta 6 mil dólares como productor. Su tarea era captar a la gente en las ciudades, y luego transportarlas a dichas experiencias para exprimirlas tanto emocional como económicamente. Ahí usaban técnicas como temazcal, caminatas sobre fuego, toques de tambores, y otras técnicas coercitivas donde se les lavaba la cabeza.

Un buen día le dieron la responsabilidad de estar al frente de uno de los grupos de la liderazgo de la organización, y comenzó a tener conciencia de lo que pasaba. Les prohibieron tener hijos, por ejemplo, pero al tiempo se dieron cuenta de que tener una familia era un incentivo para buscar dinero, pero los niños no crecieron con una educación adecuada, no eran sociales, etcétera.

Entre otras cosas, dentro de su investigación reveló que no había avances personales ni profesionales, que había muchos intereses, que se hacían prácticas de grooming, es decir, captar mujeres menores de edad, manipularlas y luego tener relaciones sexuales. También sobajaba a los adeptos, les hablaba mal, y un largo etcétera. Era un doble discurso.

Lo más grande era la explotación sexual, y la trata de personas. Les hacía construir cabañas, por ejemplo, luego se apoderaba de sus bienes y los echaban. Presuntamente lavaban dinero, e ingresaban hasta un millón de dólares por cuatro semanas de cursos en la montaña.

Con información de El Heraldo de México