Dorados, el equipo que se fue sin decir adiós
Culiacán, Sinaloa. El estadio está en silencio, las gradas vacías, el pasto crecido, la cancha sin pisar y el dorado del escudo ya no brilla bajo las luces de casa. Desde octubre de 2024, el Gran Pez nada lejos de sus aguas. Se fue sin despedidas, sin bombos ni platillos, empujado por una realidad que todos conocen: la violencia.
Dorados de Sinaloa dejó su natal Culiacán por motivos de seguridad. La Liga de Expansión MX, junto con la directiva del club, decidió que ya no era viable jugar en una ciudad donde el riesgo superaba al deporte. Así, desde el Clausura 2025, los partidos como local se juegan en el Estadio Caliente de Tijuana, compartiendo terreno con los Xolos. Casi un año después, no hay fecha de regreso.
En su antigua casa, el Estadio Banorte, no hay ecos de goles ni arengas desde las gradas. El gobernador Rubén Rocha Moya ya habla de darle otro uso. “Se fueron, pero tenían una responsabilidad”, dijo recientemente, y anunció que su administración revisará las condiciones del inmueble y su usufructo legal, para definir si volverá a la afición o servirá para otros fines.
Pero mientras el inmueble se deteriora en la espera, el equipo no se detiene. Esta semana anunciaron refuerzos: Luis Arcadio García, Jonathan Vaal, Geonathan Barrera y otros nombres que buscarán devolverle competitividad al plantel. La dirección técnica también cambió: Cirilo Saucedo, exarquero del club, tomará las riendas en el Apertura 2025. El debut será este sábado 2 de agosto frente a Cancún FC.
La afición en Culiacán resiste a la distancia. Muchos crecieron con Dorados, vivieron la fugaz era de Maradona, celebraron ascensos y lloraron descensos. Hoy no pueden ir al estadio, pero siguen los partidos por televisión, esperando que un día vuelva el Gran Pez. Porque el fútbol, en esta tierra, también se juega con el corazón.






