Marco Antonio durmió en un hospital, luego de 120 horas de vagar herido y desorientado

México. (Olegario Quintero Informa).- Después de cinco días desaparecido, Marco Antonio Sánchez Flores durmió en un hospital. Cuando por fin pudo ver a sus padres los abrazó, pero estaba tan desorientado que no pudo hilar frases coherentes, parecía ausente. Aunque fue sometido a una valoración médica durante casi tres horas, aún requiere de una tomografía y otros estudios para determinar la afectación física que tuvo tras la detención por parte de policías capitalinos el 23 de enero.

De su estado de salud dependerá el momento en que pueda rendir declaración sobre lo ocurrido en las últimas 120 horas para continuar con la investigación, porque si bien su aparición es una buena noticia, aún hay interrogantes sobre la actuación de la policía de la Ciudad de México y del Estado de México en este caso.

Aunque habían pasado cinco días sin noticias del joven, en 12 horas se supo de una pista y Marco pasó de desaparecido a localizado en el municipio de Melchor Ocampo, en el Estado de México, a 40 kilómetros de distancia de la colonia el Rosario, en la Ciudad de México, donde fue visto por última vez luego de ser detenido por dos policías capitalinos.

La jornada para los padres del joven inició a las 11 horas de este domingo, cuando Edith Flores, madre de Marco, recibió una llamada para que acudiera a la Fiscalía Antisecuestro de la Ciudad de México y “revisara unos videos”. Una hora después estaba con el fiscal, Willy Zúñiga, pero éste le informó que las grabaciones que debía ver estaban en la fiscalía de Tlanepantla, Estado de México.

En ese momento, decenas de personas ya estaban en el Ángel de la Independencia en una protesta organizada a través de redes sociales que exigía la aparición del joven con vida, pero también reclamaba la inacción del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera. En tanto, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, advertía que el caso se trataba de desaparición forzada y la ONU demandaba esclarecer el caso.

Ya en el Estado de México, en el C4 de Tlanepantla, Judith Flores y Marco Sánchez, vieron videos de cámaras de seguridad  durante cuatro horas donde reconocieron a su hijo. Ella, después de días de tensión, lloró al verlo, gritó de la emoción. Se trataba de las grabaciones del juez cívico de Tlanepantla a donde Marco fue llevado la noche del sábado supuestamente porque policías estatales lo habían encontrado en un puente con intención de suicidarse.

Estuvo alrededor de una hora, pero, según dicen los policías, no quiso dar su nombre. Al no haber delito que perseguir, lo dejaron libre a las 23:45 horas. Ni siquiera había registro en los archivos de ingresos del ministerio público. Nadie intentó auxiliar al joven pese a que cojeaba y estaba en un visible estado de confusión, tampoco intentaron localizar a su familia al tratarse de un menor de edad.

En la grabación, pese a que llevaba cuatro días desaparecido, no se veía desaliñado, pero tenía prendas distintas. Llevaba una playera blanca, un pants y zapatos negros, aunque el día de la desaparición usaba tenis, un suéter azul y sudadera negra. “Me lo echaron a la calle como perro”, repetía una y otra vez Edith enfurecida, luego de escuchar que la autoridad lo había dejado a su suerte pese a que ya existía alerta para localizarlo.

Al mismo tiempo, la Fiscalía capitalina, informaba en una conferencia de prensa que los policías que lo detuvieron en la estación del Metrobús Rosario, declararon que lo habían liberado minutos después. Sin embargo, las grabaciones de las cámaras de seguridad aledañas, ubicaron la ruta de la patrulla a la hora de la detención y en ninguna se observaba que alguien descendiera de la unidad, según relató Edith, luego de que ella revisó ese material en el C5, un día después de la desaparición de su hijo.

Después de ver los videos, Edith y Marco nuevamente regresaron a la Fiscalía de la Ciudad de México para declarar que al parecer el joven de las grabaciones sí era su hijo. Al terminar, los padres regresaron a Tlanepantla acompañados de policías de investigación. Eran las 19 horas. Ya en el Estado de México, los mandos policíacos les informaban que un operativo de más de 50 elementos a pie y en patrullas estaba desplegado por cuadrantes para encontrar al joven.

Los familiares del joven, también haciendo recorridos por su cuenta, habían encontrado otra pista: Marco había intentado tomar un taxi a las 2 de la madrugada del sábado, según dijeron choferes de un sitio, pero el joven no supo cuál era su dirección, sólo pidió “lléveme a mi casa”. Al verlo aturdido, el taxista le dijo que mejor llamaría a la policía para que lo auxiliara, pero al escuchar eso, el joven salió corriendo del auto.

Aunque el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera había citado a conferencia de prensa a las 20 horas, empezó casi una hora después. Antes de eso, Edith recibió una fotografía por parte de la fiscalía capitalina y le pedía reconocer si se trataba de Marco. Ella dijo que sí, que sí parecía, y, por tanto, le pidieron trasladarse al punto donde lo podría ver físicamente para confirmarlo.

Aún sin el encuentro entre el joven y los padres, el jefe de Gobierno informó ante los medios de comunicación que Marco había sido localizado en el municipio de Melchor Ocampo, gracias a una llamada de un ciudadano que lo había reconocido. En la fotografía de esta vez, Marco traía otra ropa: un suéter azul y un pantalón gris y otra vez parecía desorientado.

Poco antes de las 23 horas Marco fue llevado al Centro de Justicia de Tlalnepantla donde lo esperaban sus padres. Hasta ese momento ocurrió la identificación en persona. Hasta ahí acabó una parte de la incertidumbre que la familia padeció durante cinco días.

Después de la revisión del médico legista, el joven fue trasladado al hospital Juan N. Navarro para la valoración exhaustiva a las 3 de la mañana.

Aunque apareció, los padres aún no tienen respuestas sobre lo que ocurrió con su hijo. No saben dónde estuvo ni por lo que pasó en los cinco días desaparecido.

Zona de extorsión a adolescentes

El lugar donde policías del sector hormiga de la delegación Azcapotzalco detuvieron a Marco Antonio Sánchez Flores se ha convertido en una zona de extorsión. Comerciantes, choferes de microbuses y taxis, y checadores denuncian que los policías se dedican a hacer revisiones a estudiantes, sobre todo a adolescentes, en lugar de detener a los delincuentes en flagrancia.

“Detienen a los chavos, los revisan allá adelante. Todo este tramo es para ellos dinero, en toda la periferia, desde en la mañana, agarran a los chavos. Van pasando los muchachos por aquí, compran su cigarro, se lo van fumando y se les vienen en sentido contrario y ahí los revisan, pero la revisión no es para evitar delitos, es para extorsionarlos, porque hay delitos aquí, se roban las Vans, de una línea se han robado 11 en seis meses, y no los detienen”, afirma uno de los choferes, quien prefiere no dar su nombre.

Donde los policías detuvieron a Marco Antonio es el área donde se unen la terminal de la Línea 7 del Metro de la CDMX, que va del Rosario a Barranca del Muerto, con la del Metrobús Línea 6 que va del Rosario a Villa de Aragón. Es también la zona donde está ubicado el Colegio de Bachilleres 1 (a sólo siete minutos, caminando, del Metrobús Rosario) y el CCH Azcapotzalco (a unos 12 minutos caminando de donde detuvieron al adolescente).

En la zona, afirman los choferes, han crecido el narcomenudeo y los asaltos a transporte. El grupo de choferes y comerciantes dice bajito, casi en susurro, que hay un cartel acá. Los policías en lugar de combatir los delitos, subrayan, hostigan a choferes y estudiantes.

Los grafitis que supuestamente estaba fotografiando Marco Antonio están justo en la acera de atrás del Metrobús el Rosario. Son alrededor de una docena. Todos de tipo urbano: letras, signos, números, como los de muchas aceras de la ciudad. No hay ninguno demasiado estilizado y mucho menos un mural. Una alambrada entre la pared y la acera vuelve el punto un pasillo estrecho, largo. Supuestamente por ahí corrió el adolescente hasta llegar al andén del Metrobús, donde lo detuvieron los policías.

Animal Político tomó videos y fotos, por más de una hora, de los grafitis y el pasillo estrecho por donde debió correr Marco. La cámara que está colocada justo enfrente de la entrada del Metrobús  y el andén, las cámaras dispuestas en la puerta de la estación y hasta el lugar donde los policías alcanzaron al muchacho. Una hora y nadie, ningún policía ni guardia del Metrobús, se acercó siquiera a preguntar a la reportera por qué estaba tomando fotos o grabando videos con su celular.

Esas cámaras, al menos la que está afuera, en la acera de enfrente del Metrobús sirven, eso aseguran los choferes y comerciantes, quienes reportan que cada mes llega personal técnico a revisarlas. Aunque afirman que no cuenta con botón de pánico.

Del punto de la detención de Marco Antonio a la Agencia del Ministerio Público Número 40, en la colonia San Pablo Xalpa, en Azcapotzalco, donde supuestamente debieron llevarlo los policías apenas se hacen siete minutos de traslado, en auto.

Si la patrulla hubiera hecho ese recorrido, habría pasado primero por la calle Cultura Norte, para después tomar Avenida de las Culturas, justo enfrente del Colegio de Bachilleres 1 y la estación del Metrobús del mismo nombre. Luego seguiría por la calle Andrés Henestrosa y luego por FFCC Nacionales. Hoy domingo la ruta está casi desierta. Los puestos de comida están cerrados y poca gente camina por las calles, pero entre semana, en martes por la tarde, el movimiento es intenso.

No quiero que Marco sea el número 44

Cientos de personas, entre estudiantes, activistas, familiares, y ciudadanos, se concentraron este domingo en el monumento del Ángel de la Independencia, en la Ciudad de México, para exigir la aparición con vida de Marco Antonio Sánchez Flores.

“No más desapariciones forzadas”, “Queremos justicia, no más secuestros por autoridades”, o “¿Dónde está Marco?”, fueron algunas de las pancartas que portaban los ciudadanos, quienes se manifestaron durante tres horas en el corazón de la capital, desde las 13 horas hasta aproximadamente las 16 horas de la tarde.

Los manifestantes cortaron durante varios minutos un carril de Reforma y también el acceso a la Glorieta del Ángel a la altura de la calle Florencia, sin generar afectaciones viales de consideración. Asimismo, al final de la protesta un grupo de ciudadanos increpó y persiguió durante unos minutos a un elemento de la policía capitalina y a un observador del Gobierno de la Ciudad de México, pero el altercado no pasó mayores, ni se produjo ningún hecho violento.

Entre los asistentes a la manifestación se encontraban familiares del adolescente, como Magnolia Sánchez, su hermana, quien acusó a las autoridades del gobierno capitalino de no ofrecer resultados en la localización del menor a seis días de la desaparición, y de estar encubriendo a los policías que participaron en los hechos.

“No quiero que Marco Antonio sea el número 44 y que sigamos sin respuestas”, dijo Magnolia, haciendo referencia a los 43 estudiantes de Ayotzinapa que desaparecieron el 26 de septiembre de 2014, luego de que también fueron aprehendidos por elementos policiacos de Guerrero.

“Necesitamos respuestas de su paradero ya –subrayó-. Las autoridades tienen los videos y saben qué policías fueron quienes se lo llevaron. Les exigimos que nos entreguen a Marco con vida”.

“Marco no es un delincuente, es gente de bien”, aseguró por su parte Raúl Martínez Sánchez, primo del joven. “Es un buen estudiante, de la Preparatoria Número 8 de la UNAM. Un joven sano, al que le gusta salir a correr y es cinta negra de Tae Kwon do”.

 

Con información de Animal Político

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