Tras varios meses de un intenso juicio, el jurado declara culpable a»El Chapo»
En el dramático cierre del llamado juicio del siglo, el cual sentó en el banquillo de los acusados al capo Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, un jurado anónimo lo declaró culpable este martes de 10 cargos de narcotráfico, lavado de dinero y uso de armas de fuego, dejándolo a un paso de su peor pesadilla: ser condenado a pasar el resto de su vida en una dura prisión estadounidense, aislado, lejos de sus familiares y sin el control del cartel de Sinaloa.
No está claro en qué prisión de máxima seguridad cumpliría su condena, pero se especula que sea trasladado al penal ADMAX Florence de Colorado, que alberga a criminales de “alta peligrosidad” bajo un aislamiento total. La conocen como ‘La Alcatraz de las Rocosas”. En sus celdas hay terroristas, espías y peses gordos de la mafia internacional.
Guzmán, de 61 años, fue encontrado culpable de liderar durante más de tres décadas al temido cartel de Sinaloa. A través de sobornos, balazos, así como sociedades con productores y distribuidores clave su organización llegó a convertirse en la importadora de drogas más poderosa del mundo.
Según la Fiscalía, ‘El Chapo’ conspiró para traficar más de 200 toneladas de cocaína y otras drogas a Estados Unidos, usando túneles, lanchas, autos, trenes y avionetas. De esa manera, el capo logró amasar una fortuna que superaría los 14,000 millones de dólares. Fue extraditado a Nueva York en 2017, después de dos escapes espectaculares de cárceles mexicanas, el último usando un túnel, su sello particular, que llegó hasta el sanitario de su celda.
Para confirmarlo, a lo largo de 11 semanas el gobierno de EEUU dio un repaso de lo que ha sido el narcotráfico en Latinoamérica durante las últimas tres décadas, presentando ante el jurado algunos de los capos más peligrosos de México y Colombia, incluyendo a Juan Carlos ‘Chupeta’ Ramírez Abadía, el temido exlíder del cartel del Norte del Valle y quien confesó haber asesinado a más de 150 personas, y a Vicente ‘Vicentillo’ Zambada Niebla, una vez considerado el heredero del cartel de Sinaloa.
En el banquillo de los testigos se sentaron desde narcos de bajo perfil, quien vivió con Guzmán en la sierra, varios agentes federales de EEUU que investigaron a su cartel durante años y hasta la mujer que siendo su amante se encargó de comprarle toneladas de marihuana y blanquearle dinero ilícito.
De paso, sus relatos terminaron exponiendo una larga lista de funcionarios latinoamericanos que supuestamente recibieron sobornos de mafiosos, incluyendo a presidentes, fiscales, gobernadores, generales, policías y agentes de la Administración para el Control de Drogas (DEA).
Cómo lo hundieron 56 testigos
Este ha sido el juicio contra un capo de la droga más detallado que jamás se ha desarrollado en EEUU y también es considerado el más caro: se estima que costó unos 50 millones de dólares,sumando lo que este gobierno deberá desembolsar para proteger a quienes hablaron contra Guzmán.
Típicamente, los narcotraficantes extraditados se declaran culpables y aceptan cooperar con las autoridades para reducir sus condenas. Guzmán rechazó esa oferta y terminó recibiendo golpes que jamás anticipó, como las acusaciones contra su esposa Emma Coronel Aispuro.
Ella acaparó los reflectores desde el principio de este caso, pasando de ser el rostro frívolo del juicio a verse señalada de conspirar en la fuga de su marido a través de un túnel en 2015.
Uno a uno, los testigos que presentó la Fiscalía le fueron quitando la careta del “Robin Hood de la sierra”, describiéndolo como un asesino sanguinario, un manipulador, un negociador enfocado en la distribución a granel de droga y un corruptor que controlaba policías, militares y gobernantes.
Lo exhibieron, además, como un depredador infantil que pagó 5,000 dólares para tener relaciones sexuales con niñas de 13 años, a las cuales drogaban. Les decía “vitaminas”. La defensa negó tales versiones. El jurado no escuchó esas acusaciones porque se consideraron ajenas a este proceso penal.
La fallida estrategia de la defensa
La estrategia de la defensa fue clara desde el arranque: alegar que el líder del cartel de Sinaloa era y es Ismael ‘El Mayo’ Zambada, el capo sinaloense que jamás ha sido arrestado. Al mismo tiempo alegó que los gobiernos de México y EEUU crearon un “mito” en torno a su cliente, volviéndolo un chivo expiatorio de su guerra contra las drogas.
Múltiples audios fueron presentados por el FBI durante el juicio. En estos se escuchó a Guzmán coordinando el tráfico de drogas hacia EEUU y el control de sus territorios. Y en un video se le vio interrogando a un hombre que aparecía sentado en el suelo y atado a un madero.
Para tratar de contrarrestar esa avalancha de evidencias, los abogados defensores dijeron que no había pruebas científicas que confirmaran que se trataba de su cliente. Por otro lado, se enfocaron en restarle credibilidad a los testigos, señalando que se trata de criminales que, buscando indulgencia en sus propios casos, inventaron e inflaron las acusaciones contra Guzmán.
“Mienten, roban, engañan, venden drogas y matan personas”, expresó sobre estos en sus argumentos finales el abogado Jeffrey Lichtman, quien calificó este caso de “fantasía”.
Nadie pasó por alto que el grupo que defendió legalmente al mafioso sinaloense, que podría cobrar unos 5 millones de dólares, presentó como único testigo a un agente federal que no abogó por este.
De sus calzones a sus asesinatos
Este mediático juicio ofreció al público una visión sin precedentes del funcionamiento interno del cartel de Sinaloa, así como anécdotas nunca antes contadas sobre la vida de Guzmán. Detalles sobre el ejército de sicarios que lo cuidaba en las montañas, el armamento que solía portar, sus amoríos, los fallidos operativos para recapturarlo y hasta su ropa interior se expusieron en la corte de Brooklyn.
Guzmán heredó el título del capo más poderoso del mundo varios años después de que el colombiano Pablo Escobar fue abatido en un operativo policial en 1993. Y encabezó la lista de los más buscados del FBI tras la muerte del terrorista Osama bin Laden.
Perseguido por las autoridades tras el asesinato a tiros del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo,Guzmán fue encarcelado en México por narcotráfico en 1993, pero escapó del penal de Puente Grande en 2001 escondido en un carrito de lavandería. Los siguientes años los pasó escondido en las montañas del Triángulo Dorado.
Trece años después fue detenido en un hotel en Mazatlán, Sinaloa, aunque logró fugarse en 2015 del penal del Altiplano usando un túnel. Al año siguiente fue arrestado en Los Mochis, en el mismo estado, y lo extraditaron en enero de 2017.
La queja penal alega que bajo su mando su cartel se convirtió en “la organización de narcotráfico más grande del mundo… con miles de miembros”. Este caso se basó en evidencias sobre actividad criminal entre 1985 y 2015, involucrando múltiples países, cientos de personas y varias agencias policiales.
El llamado juicio del siglo se realizó entre fuertes medidas de seguridad: vehículos blindados, decenas de policías y hasta francotiradores vigilaron los alrededores de la corte federal de Nueva York. Para ingresar al tribunal, que recibió inclusive a turistas atraídos por el auge de las narcoseries, se colocaron varios filtros adicionales para detectar armas de fuego y explosivos.
Al presentar sus argumentos iniciales, los fiscales señalaron que siendo adolescente Guzmán fue reclutado por el jefe del cartel de Guadalajara, Miguel Angel Félix Gallardo, y cuando este fue arrestado en 1989, fundó con ‘El Mayo’ Zambada una organización criminal llamada la Federación, que después se convirtió en el cartel de Sinaloa.
Su vertiginoso crecimiento se basó en apoderarse de todos los eslabones de la cadena de tráfico de la cocaína, desde recibir los cargamentos de productores sudamericanos hasta la distribución en varias ciudades de EEUU. También envió cientos de toneladas de marihuana, metanfetamina y heroína.
Si bien los asesinatos no se incluyeron entre los 10 cargos que pesan contra ‘El Chapo’, en este proceso se mostró el rostro sanguinario del capo, incluyendo dos anécdotas espeluznantes en las que Guzmán asesinó a tiros a tres enemigos. Uno de ellos aún agonizaba cuando lo enterraron sus sicarios.
Con información de Univisión