LOS MUNICIPIOS
• Y sus jefes
Por José Luis López Duarte
Mucha ayuda necesita el gobernador Quirino Ordaz por parte de los presidentes municipales para poder enfrentar la crisis sanitaria, particularmente del desaparecido presidente municipal de Culiacán, donde está el epicentro de la crisis en Sinaloa.
La pandemia ha sido cruel con el centro de Sinaloa, cuando ha castigado a Culiacán y Navolato como dos de los municipios más afectados con casos de contagios y fallecimientos, al punto de haberse convertido la capital en una de las más afectadas en el país.
El caso de Sinaloa es de los más graves del país y por ello los alcaldes en los municipios, particularmente en Culiacán, debieran ser notables en sus gestiones, esfuerzos, desempeños y medidas de apoyo a la sociedad, en especial con los trabajadores del sector salud, los más golpeados en la entidad.
Tan sólo el dato que proporciona el Dr. Efrén Encinas, Secretario de Salud del estado de Sinaloa, que 216 trabajadores de salud se han contagiado, el 27% del total de casos confirmados de contagios en el estado, es de alarma pero sobre todo de vergüenza, porque refleja que ni siquiera esos trabajadores, los primeros en la línea de defensa, están armados contra la pandemia.
Como si la guerra contra el virus solo fuera posible con buenas intenciones y no con los instrumentos adecuados, por lo menos para ejercer la defensa.
Las cifras en Sinaloa son penosas en una entidad de apenas 3 millones de habitantes, lo que hace impensable tener esos niveles de incidencias y fatalidades, dato que hace pensar que nuestro sistema de salud es de los peores y es evidente que el equipo a la mano de los trabajadores es pésimo.
Por ello, el gobernador y el presidente municipal de Culiacán están completamente reprobados, al grado de que después de lo ocurrido en el mercado Garmendia de la capital ya lo reabrieron, mientras que el nivel de confinamiento aún no llega al 50%, simplemente porque no tienen una actitud responsable.
En Culiacán ya son 91 defunciones, el 75% de los muertos en Sinaloa y con una tasa de mortalidad del 23% (91 en 326 casos), que si poco les faltaba para reprobar, con esto rebasan la meta y sus periodos de gobierno quedan para el olvido.
Dentro de todo, cabe rescatar por lo menos a la presidenta municipal de Guasave, Aurelia Leal, que antes que ninguna y aún a contrapelo de opiniones del gobernador en sentido contrario, tomó las decisiones de cerrar las playas de Guasave desde antes de semana santa, crear el consejo ciudadano para mitigar los efectos del COVID-19, empezó la fumigación de las colonias y rancherías, y desde que empezó la contingencia trabaja con la población para convencer sobre las medidas sanitarias que han recomendado las autoridades de salud.
Como nada es casual, porque ello tiene que ver con la vocación social, la vida de Aurelia Leal y el equipo de trabajo que integra con viejos luchadores sociales guasavenses como Noé Salvador Rodríguez, Joel Quintero, Efraín Castro López, Domingo Espero y el mismo presidente del Consejo Ciudadano, el Dr. Martín ahumada. Ojalá y no los desborde la pandemia