Ya no más abrazos…

Eduardo Valdez Verde

A la crisis de salud en México a causa del coronavirus y a la crisis económica se le viene a sumar una igual o más grave: la crisis de seguridad.

De punta a punta del territorio nacional vemos un tiradero de muertos que nos llevan a preguntarnos si desde la Presidencia de la República se seguirá apostando por los abrazos y los llamados a los delincuentes a portarse bien.

Demos un ligero vistazo a lo ocurrido en los últimos días:

Guanajuato vivió este fin de semana su «culiacanazo», luego de que elementos del Ejército y la Guardia Nacional detuvieran a integrantes del cártel Santa Rosa de Lima, el cual controla no sólo la diatribución de drogas en ese estado, sino el robo y tráfico de combustible.

Entre los detenidos están la mamá, una hermana y una prima de «El Marro», líder de ese grupo delictivo, quien para huir hizo lo mismo que «Los Chapitos» en Culiacán: ahorcar Guanajuato con vehículos y edificios incendiados.

Enfurecido, tuvo el cinismo de declarar la guerra al Estado a través de un video en el que amenaza con un baño de sangre en esa región.

Lo menos que debe hacer el Gobierno federal en este caso, es ceder a las amenazas y doblar las manos ante estos delincuentes que tienen el control de toda esa zona del país.

Ya cedieron aquí en Culiacán, no se pueden dar el lujo de entregar la plaza otra vez. Sería el derrumbe de las instituciones de seguridad.

No es posible ni tolerable que estos grupos delictivos tengan más poder que el estado mexicano.

Lo destacable es que por primera vez en este sexenio, el Presidente Andrés Manuel López Obrador no habló de abrazos en lugar de balazos, sino que reconoció que en esa zona se vive una situación «muy grave» e «incontrolable» y que por ello intervinieron las fuerzas federales.

«El Marro puede decir lo que quiera, pero nosotros no permitiremos la violencia», dijo el Presidente, a quien parece que ya le caló la realidad que se vive en el país en materia de seguridad.

Y es que no se puede seguir ocultando lo que está pasando ni intentar frenar los delitos con buenas intenciones.

A los hechos de Guanajuato se les suma lo ocurrido en Oaxaca, donde un aparente conflicto político dejó un saldo de 15 personas muertas

Otro hecho grave son los 10 ejecutados en una carretera de Caborca, Sonora.

Eso sin dejar de lado el asesinato de un juez federal y su esposa en Colima la semana pasada.

Por desgracia la sangre sigue corriendo y los grupos delictivos no dan tregua ni a la sociedad ni al Gobierno.

La política del Gobierno federal y de los estados no debe seguir siendo la de esconder la cabeza y pretender que con abrazos se van a evitar las masacres.

Se requiere la inteligencia y la fuerza del Estado para poner orden y para que los ciudadanos empecemos, por lo menos, a creer que hay voluntad de combatir el crimen y a tener un poco de esperanza en que las cosas pueden cambiar para bien.

EN CULIACÁN TAMBIÉN HACE «AIRE»

La capital del estado ha vivido en los últimos días hechos de violencia que no deben pasar desapercibidos. Al menos 5 personas fueron asesinadas en diferentes hechos, lo que viene a confirmar que de muy poco o nada sirven los retenes y rondines policiacos. Vaya, ni la presencia de la Guardia Nacional con sus flamantes patrullas blancas intimidan a los gatilleros.

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