Y el apoyo a empresas, ¿para cuándo?
ENTRELINEAS
Eduardo Valdez Verde
En los discursos de los funcionarios públicos o de los economistas destaca la crisis en general, se habla de la drástica caída de menos 18 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Se habla de macro economía y de las grandes pérdidas que registra el sector empresarial en todo el país.
En un discurso muy general se habla del bosque, pero no de los árboles.
De lo que no se está hablando es de las miles de medianas, pequeñas y micro empresas que continúan cerradas y que difícilmente podrán ser reabiertas sin un crédito bancario o sin un apoyo directo del Gobierno federal.
Empresas que después de seis meses de haber bajado la cortina a causa de la pandemia, se encuentran sin liquidez para comprar materia prima ni para recontratar al personal que despidieron.
Sólo para darnos una idea del problema, hay que destacar que según cifras oficiales del Seguro Social en dos meses cerraron 9 mil 984 empresas formales en México. En promedio, 163 negocios desaparecieron al día entre los meses de abril y mayo.
Fue en el mismo periodo en que la población tuvo que reducir sus actividades y mantenerse en casa con el fin de aminorar los contagios por COVID-19, lo que complicó la operación para las empresas ante la falta de recursos.
Falta conocer todavía cuántas empresas formales fueron cerradas durante los meses de junio y julio, cuando la pandemia se recrudeció.
Esos números son para el caso de empresas formales, afiliadas al IMSS, pero ¿qué pasa con los miles de pequeños negocios informales?
Esos han sufrido igual o peor el embate de la crisis, pero de ellos no puede haber un registro exacto, a pesar de que son generadores de miles de empleos.
Ante esta situación extrema, se requieren medidas extremas, pero mientras a diario «truenan» empresas de todos los tamaños y con ello aumenta el desempleo, el Gobierno federal no da muestras de querer apoyarlas.
Tal parece que para el Presidente López Obrador, todos los empresarios son malos, son pillos o sólo están viendo cómo sacar beneficios propios.
Cuando se le toca el tema de los apoyos a las empresas, se remonta al pasado y dice que no habrá otro Fobaproa, que no se seguirá saqueando al país.
En su corta visión no mira que nadie está hablando de rescatar a los grandes consorcios ni de regalar dinero público sin ton ni son, sino de programas claros y bien supervisados, en los que se inyecten recursos directos a las medianas, pequeñas y micro empresas que son las generadoras de la mayoría de los empleos en este país.
Estéticas, talleres, ferreterías, restaurantes, mercerías, bares, panaderías, y todo tipo de negocios medianos o pequeños, son los que más sufrirán para reabrir y son los que claman por apoyos para levantarse de esta dura crisis y seguir generando empleos.
Sin embargo, a seis meses de que iniciara la pandemia, no se ve por ningún lado un plan de rescate o apoyo por parte del gobierno federal para facilitar que esas empresas puedan levantar sus cortinas y reincorporarse a la actividad productiva.
LIBRETA DE APUNTES
Al llegar este martes a Culiacán al Presidente Andrés Manuel López Obrador fue recibido por el Gobernador Quirino Ordaz y resulta que sí se puso el cubrebocas.
Pícaros como son los sinaloenses ya se preguntan si eso es señal de que en Sinaloa ya se acabó la corrupción.
Por el motivo que sea, bien por el Presidente. ¿Qué le cuesta dejar de lado esa necedad que raya en lo infantil y predicar con el ejemplo?