EL NERVIOSISMO DE AMLO • ¿Qué le provoca?

Por José Luis López Duarte

El presidente López Obrador por lo general ha sido un hombre de mucho talante y capaz de encarar cualquier reto político, sin embargo, en pocos días se le ha notado un nerviosismo que refleja en su lenguaje corporal poco común, casi siempre mordaz, satírico y hasta retador, pero no como ahora que da ciertas muestras de preocupación y temor.

De todo hay hechos que ilustran y llaman la atención, cómo ha sido el reto y sorna contra la alianza electoral opositora que se está configurando y las llamadas de atención que le ha anunciado el INE buscará formalizar contra el presidente por considerar que viola la equidad del proceso electoral.

El anuncio del PRI, PAN y PRD de que firmaban un acuerdo de intensión política y particularmente el acuerdo del consejo nacional del PAN, del 4 de diciembre, que autorizaba a su dirigencia a hacer alianzas con todos los partidos con excepción de MORENA, le provocó al presidente una reacción, prácticamente diciendo que era lo que el quería, los retó a qué no detendrán su cuarta transformación y anunció la confrontación.

Junto a lo anterior rechazó los llamados del INE que podría ser apercibido inicialmente y seguramente de persistir aplicarle alguna sanción, a lo que el presidente respondió que “no podían coartarle su libertad de defender la 4T, porque es lo que busca esa coalición”, expresión a todas luces reflejo de algo que desespera al presidente.

También se perciben dos cosas más. La primera, es que el triunfo electoral de Biden lo desconcertó y le cambió su enfoque geopolítico de manera radical, tanto que en algún momento llegó a exclamar “seguiré tratando con Trump mientras sea presidente”.

Además de eso, se han dado a conocer dos reformas, una a la ley del banco de México y la otra a la ley nacional de seguridad, reformas que están íntimamente ligadas al cambio de gobierno en los Estados Unidos en enero próximo.

La primera, supuestamente para frenar el lavado de dinero del crimen organizado y dejar de continuar “siendo lacayos de la FED (reserva del banco central de los Estados Unidos)”, cuando en la actualidad existe ya un control sobre las remesas que envían los migrantes (el 99% de 40 mil millones de dólares) a través de la banca comercial y lo que en realidad falta es controlar los dólares del narcotráfico, cuestión que se viene haciendo como esta la ley, pero además como esta actualmente le impide al gobierno federal meterle las manos a ese instrumento financiero indispensable en el mundo globalizado.

Y el remate, es buscar el control de los agentes internacionales en México de diversos países del mundo (por no decir todos), en particular los de la DEA, como si esto fuera un asunto meramente local y no prevalezca un contexto internacional que regula las relaciones entre naciones y las colaboraciones y trabajos mutuos se dan bajo convenios internacionales.

Toda la vida han existido agentes internacionales en México, interesados en su riqueza como también por su frontera con Estados Unidos. Es más, todas las embajadas los tienen y operan permanentemente, incluso hay quienes lo hacen desde la estratósfera (me refiero a los satélites, no a los marcianos).

Por eso sorprenden estas reformas que proponen cambios que rompen reglas que funcionan en un contexto de acuerdos y compromisos internacionales.

¿Por qué ahora se les ocurre abrir esos frentes y tan apresuradamente? No lo sé, pero me imagino.

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