EL DESASTRE • No hay salida

Por José Luis López Duarte

A fines del 2020, dijimos aquí que 2021 no existía, mientras la pandemia estuviera en su apogeo, precisamente porque nada cambiaría en nuestras vidas y todo seguiría igual o peor. Y consideramos también, que por ello todos los esfuerzos de los gobiernos sería el ataque a este flagelo como su tarea esencial y considerar que nada podría cambiar hasta el segundo semestre del 2021 como el punto de partida para la salida de esta tragedia.

Lo dijimos porque advertimos falta de planeación y estrategia para el periodo de influenza que azotaría en el otoño/invierno al no contar con las vacunas suficientes que debía iniciar el 3 de octubre pasado, dado que la influenza y el frío representan un escalón para el COVID-19 y que podía escalar a fines de año como ha ocurrido ahora cuando se han rebasado todos los pronósticos de los científicos en el número de defunciones.

El desastre ha sido peor pues se esperaba que para fines de marzo llegaríamos a las 150 mil defunciones, pero con el nivel de pandemia que tenemos ahorita es muy probable que para el 30 de enero alcancemos esa cifra y puede resultar todo tan trágico que para semana santa lleguemos a los 200 mil fallecidos.

El desastre de esta magnitud que aquí advertimos no creo que sea una fantasía cuando observamos el trabajo de los gobiernos en la sociedad, el abasto de medicamentos, el apoyo a los hospitales y un programa de vacunación que asusta.

Si, un programa que debiera sustentarse en que México necesita vacunar a 130 millones de habitantes y mínimamente, para crear la inmunidad de rebaño, 91 millones de personas. Todo lo que se ve incierto por un raquítico abasto de la vacuna, una logística que se distingue por el control personal desde la presidencia de la República, una operación que no involucra a todos y que carece de los ritmos y plazos que implican una verdadera campaña de vacunación urgente.

No hay seguridad en nada. ¿Ya se contrataron la compra de las vacunas?, ¿cuando llegaran a México?, ¿en que tiempo estarán en todos los lugares del país?, ¿para cuando se aplicará la última vacuna?, y aún más, ¿cuál será el programa permanente contra el COVID-19 y el cuadro básico de medicamentos para su tratamiento?

El presidente López Obrador, nos ha informado que para fines de enero se habrán vacunado 450 mil personas, el 0.06% de los 130 millones de habitantes de México y de nuevo surgen las dudas. ¿Qué va a pasar con los 129 millones 550mil habitantes que faltarán de vacunar?, ¿qué plan se esta haciendo para cubrir ese déficit a partir del 1 de febrero?, no se sabe porque tal parece la secrecía y la opacidad ya son signos del gobierno López Obradorista, que nos auguran un tragedia sanitaria, una quiebra económica, una crisis social y muy probablemente una irrupción electoral y política contra la 4T.

La ineptitud contra la pandemia es la corona de un gobierno que ha fracasado y que el recurso de la retórica se le esta agotando y se puede derrumbar, todo lo que se puede evitar, si son capaces de cambiar de actitud, sumarse con la sociedad, mover todos los resortes que esta posea para que los impulsen y quizás logren salir del pantano.

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