Fraudes cibernéticos menores a 30 mil pesos no se investigan
Los fraudes cibernéticos menores de 30 mil, no son investigados por las Fiscalías o Procuradurías Estatales, ni por la propia Fiscalía General de la República (FGR), debido al costoso aparato de investigación de las dependencias que enfocarían sus baterías en ciberdelincuentes de “poca monta” que generan ganancias que van de los mil a 10 mil pesos diariamente.
El confinamiento por la Pandemia de Covid 19, trajo consigo una cascada de fraudes, principalmente vía cibernética, a través de correos electrónicos o recientemente por medio de mensajes vía WhatsApp, donde ofrecen trabajos con salarios que van de los mil a 20 mil pesos, esto genera que al abrir o contestar el mensaje para pedir informes sobre el trabajo, lo único que se hace es dar acceso directo a la información de su celular.
De acuerdo con la Dirección General Científica de la Guardia Nacional del primero de enero al 28 de octubre del presente año, se recibieron 12 mil reportes de delitos cibernéticos, de los cuales 4 mil 200 son por fraudes vía WhatsApp o correo electrónico; es decir, 14 reportes diarios por fraudes que van de los mil a 10 pesos.
Estos ciberdelincuentes la mayoría de las ocasiones, trabajan en grupos de dos o tres personas como máximo con más de 20 chips con números de Oaxaca, Sinaloa, Tamaulipas, Sonora, Guerrero, Chiapas que al ser utilizados los quitan del aparato celular y los conectan cada 20 minutos para evitar ser rastreados por las autoridades. Una parte de los mensajes o llamadas, siguen siendo del interior de penales estatales o municipales.
Para Víctor Jiménez Juárez Primer Subinspector de la Dirección General Científica de la Guardia Nacional, los ciberdelincuentes utilizan la llamada ingeniería social para obtener la información de sus víctimas. Es decir, a través de correos electrónicos o mensajes de vía WhatsApp, se envía una liga que al abrirla se da acceso a toda la información del celular.
Los ciberdelincuentes ofrecen ofertas atractivas solicitando un anticipo presumiblemente como apartado; con transferencias electrónicas a cuentas personales a través de tiendas de conveniencia; persuadiendo al comprador de seguir negociaciones de adquisición fuera de la plataforma digital; invitando por mensajería instantánea a ingresar a los servicios de la banca en línea solicitando la instalación de aplicaciones o en su defecto el nombre de usuario y contraseña por medio de páginas web apócrifas.
“Es como utilizan a través de un segundo número telefónico la información, como por ejemplo la fotografía de perfil, configuran nuestra fotografía de perfil por que la obtuvieron precisamente de esta galería o inclusive de una red social de donde habíamos publicado estas imágenes y es ahí donde radica el factor sorpresa de nuestros datos de contacto en donde reciben estos mensajes, creyendo que efectivamente están hablando con el usuario titular de la línea que anteriormente tenían”.
Con información de Excélsior.