Conquistan artistas mazatlecos al público japonés, en evento de la Casa Imperial
Mazatlán, Sinaloa, 04 de abril del 2018.- Con la representación de México en la tierra del sol naciente, el Ballet Folklórico del Instituto de Cultura de Mazatlán y el barítono mazatleco José Adán Pérez se llevaron las palmas del público durante su primera actuación en la ciudad japonesa de Chikuma, situada en la prefectura de Nagano.
A la presentación asistió el Alcalde de la Ciudad, Akio Okada, quien previamente recibió a la delegación mazatleca en el despacho presidencial.
Acompañados por la Directora Artística del Instituto de Cultura de Mazatlán, Abril Márquez, los artistas asisten como invitados especiales de la Embajada de México en Japón encabezada por Carlos Almada para participar este 6 de abril en Tokio, en un espectáculo con fines altruistas, auspiciado por la Casa Imperial de Japón.
El espectáculo producido por el cantante mazatleco de reconocimiento global José Adán Pérez, incluyó canciones y bailables característicos de México, particularmente de los estados de Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Jalisco y Sinaloa.
En esta ocasión el Director del Ballet Folklórico, Javier Arcadia, puso en práctica su habilidad como coreógrafo y bailarín acompañante en la ejecución de la Danza del Venado (Sinaloa), y en posteriores intervenciones ante el agrado del público que abarrotó el Togura Souzoukan.
A los artistas mexicanos se sumaron los músicos japoneses Mutsumi Terasawa, en la guitarra; Ayuno Suzuki, en las percusiones y Yuka Ileana en el arpa y voz.
Brillante fue la intervención de Michiyo Morikawa en el piano, quien cosechó de nuevo el cariño de sus coterráneos.
“Moliendo café”, “Las Chiapanecas”, “Granada”, “Dios nunca muere”, “La tortuga del arenal”, “Llorona”, “Canción mixteca”, “Veracruz”, “La Bruja”, “Tilingo Lingo”, “Bamba”, “El son de la negra”, “Guadalajara”, “Jarabe Tapatío”, “El Sinaloense”, “Mi gusto es”, “El Sauce y la Palma” y “De Mazatlán a Acaponeta”, fueron algunos bailes y canciones que pusieron el nombre de México en el centro del escenario y en el corazón del público japonés que no desaprovechó el final del espectáculo para tomarse fotos con los artistas mazatlecos.