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Niñez en el encierro

Por duardo Valdez Verde 


Para Jorgito, que cuando se inspira hasta a su casa le escribe un poema…
 
Este 30 de abril será un día muy poco común para miles de niños y niñas. No los veremos celebrando en sus escuelas, ni en los parques, ni en los cines, ni en las albercas. Este Día del Niño deberán quedarse en casa, donde si bien les va, comerán pastel y pizza o recibirán algún regalo, pero por supuesto que no es igual.


Niñas y niños, por naturaleza, son juego, son carreras, son ruido, risas y energía que exigen gastarse en espacios abiertos, no en el confinamiento en el que desde hace más de un mes se encuentran. Si para los adultos estar encerrados en casa es pesado e insoportable, para ellos es casi una tortura, máxime si consideramos que miles no tienen acceso a espacios amplios, áreas verdes donde jugar o una familia tranquila y armoniosa.
Especialistas en pediatría estiman que un niño requiere de 3 a 4 horas de juego y esparcimiento al aire libre, pero en las condiciones en que viven en Sinaloa y en el resto del país miles de familias, hay hogares donde los menores difícilmente tienen espacio para moverse o para tomar el sol.
¿Nos hemos preguntado por un momento qué es lo que piensan o sienten los niños en esta cuarentena?, ¿Sabemos cuáles son los efectos negativos que el confinamiento les está provocando?
Creo que muy poco sabemos sobre ellos.
Tan metidos estamos los adultos en nuestras preocupaciones, que damos por sentado que los niños están felices sin ir a la escuela, pero no es así. Ya empiezan a preguntarse cuándo termina este encierro. Cuándo podrán ver a sus primos, a sus compañeros de clase y a sus maestros. Ya resienten el lento paso de las horas entre cuatro paredes y la sobrecarga de tareas que inexplicablemente les dejan sus profesores.
Ya hay en ellos depresión, estrés y ansiedad.
A eso hay que agregarle que en muchos hogares el entorno familiar se ha enrarecido más de lo normal, al grado que se han incrementado los casos de mujeres y niños maltratados que conviven con hombres violentos sometidos también al estrés del encierro.
Se escuchan frases como: “¿Cuándo va a terminar esto?”, “Yo ya no aguanto estar encerrado”, o “Ahora sí me va a gustar ir a la escuela”, esto último en referencia a que extrañan esa rutina de la que tanto se quejan, sobre todo en las mañanas.
Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas, hay en el mundo mil 500 millones de niños y niñas en el encierro a causa de esta pandemia.
En España, donde el covid-19 ha provocado a la fecha más de 24 mil muertos, el Gobierno tomó hace cuatro días la decisión de permitir que los menores de 14 años salgan a pasear por una hora de las 9 de la mañana a las 9 de la noche. Esto, siempre y cuando sean acompañados por un adulto, con medidas de seguridad y guardando una sana distancia.
Se busca con esta medida bajar el estrés entre los niños y niñas y sacarlos de esa olla de presión en que se han convertido los hogares. Hasta el momento, esto ha dado resultado y no se reportan casos de contagio en los infantes.
Viendo este ejemplo, ¿no valdrá la pena explorar un esquema similar en el que los niños en Sinaloa puedan salir poco a poco de su encierro al menos por periodos cortos?
¿No será hora de que instituciones como el DIF, SEPyC y la Secretaría de Salud empiecen a buscar mecanismos para atender este tema de la mano con los padres de familia?
Contrario a lo que se cree, los niños y niñas no están de vacaciones y el confinamiento sí tiene consecuencias dañinas para la salud, el bienestar y el desarrollo físico y sicológico.
 
LIBRETA DE APUNTES
 
El Presidente Andrés Manuel López Obrador envió una iniciativa para modificar la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria y “reorientar” el presupuesto en caso de emergencias económicas sin tener que pedir autorización al Congreso.
¿Para qué quiere más poder si ya tiene la mayoría de Morena que le aprueban todo sin cuestionar?

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