Entrelíneas: Para la 4T ser rico es malo

Eduardo Valdez Verde

El gran actor Mario Moreno «Cantinflas», quien alcanzó la inmortalidad representando a un personaje de la clase más baja, decía que para combatir la pobreza en México «no hay que acabar con los ricos, sino acabar con los pobres».

Esta sencilla recomendación se refería a que debería haber menos pobres y más ricos o personas de clase media en el país, con el fin de ir acortando la brecha entre los que tienen todo y los que no tienen nada.

Vaya si Mario Moreno sabía de lo que hablaba. No era un economista con maestrías y doctorados, pero conocía la pobreza cruda, desde su inicio como actor de carpas en la Ciudad de México.

Cito esta recomendación del querido actor, porque es algo que al parecer no va con el Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien aunque afirma que para él «primero los pobres», sus decisiones y políticas de gobierno apuntan a que haya más pobres en México en lugar de disminuirlos.

Cifras conservadoras estiman que la crisis económica que se avecina dejará en el país 12 millones de pobres más de los que ya se contabilizaban antes de la pandemia.

Cierto, la crisis por el Covid-19 no es culpa de AMLO ni de su gabinete, pero las decisiones que de aquí en adelante se tomen, esas sí son su responsabilidad y es ahí donde no se le ve a este gobierno ni punta ni cola.

En los últimos 18 meses AMLO y sus seguidores de la 4T se han distanciado casa vez más de los empresarios a quienes no dejan de descalificar o llamarlos minoría rapaz. El Presidente se ha negado a plantear siquiera esquemas de apoyo o a sumarse a lo que los empresarios proponen para reactivar la economía y rescatar empleos.

Una serie de decisiones equivocadas en materia económica lo han llevado a socavar la confianza de los inversionistas en México. Y es que nadie va a querer invertir su dinero en el país donde no le den garantías o le cambien las reglas del juego por decreto.

¿Qué traumas arrastra López Obrador?, ¿por qué esa animadversión hacia las clases altas o «pudientes» como él las llama?

Cierto que algunos empresarios han abusado de su cercanía con el poder para enriquecerse, pero no puede meter a todos en el mismo costal.

¿Cómo mide la riqueza de una persona?, ¿Cómo determina el Presidente quién es rico?, ¿Qué tanto capital o bienes materiales se deben tener para estar en el radar con el que detecta a los ricos?

Por ese camino de la descalificación a los llamados fifis, muchos mexicanos están malamente convencidos de que los ricos son malos y los pobres son buenos. Así nomás, porque lo dice el Presidente, quien además afirma que con dos pares de zapatos y un vehículo modesto no se necesita más.

Él, que afirma que no importa ser pobres, mientras seamos felices.

¿Se imagina usted estar en la fila del supermercado y al momento de pagar no llevar dinero pero sí una amplia sonrisa de felicidad? Seguramente la cajera lo dejará llevarse su «mandado» por el sólo hecho de ser un mexicano feliz.

No se puede compartir ni hacer eco de esa idea. Cada quien está en su derecho de mejorar su nivel de vida y el de su familia, no quedarse estancado y conformarse con ser pobre porque así le tocó.

No puede el Presidente seguir fomentando ese rancio discurso de «nosotros los pobres».

Más bien, yo coincido con Mario Moreno «Cantinflas»: hay que acabar con los pobres, no con los ricos.

Pero por desgracia, tal parece que AMLO piensa diferente y nos quiere emparejar a todos, pero hacia abajo.

LIBRETA DE APUNTES

El llamado regreso a la nueva normalidad está generando más confusiones que certezas. Las cifras de contagios y muertes por Covid no disminuyen. No se ven las condiciones para levantar la cuarentena y así lo han hecho ver algunos Gobernadores.

El 1 de junio veremos que cada estado tomará sus propias decisiones, sin tomar en cuenta lo que diga el Gobierno federal.

twitter: @valdez_verde

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