En la raya: RUBÉN ROCHA, entre el odio y el amor

Por José Luis López Duarte

Hace tiempo conocí un refrán que decía “si quieres saber tus virtudes… muérete, y si quieres saber tus defectos… metete de candidato”. Y la verdad que es muy certero porque a los muertos hasta se les llora y a los políticos se les ignora. Cruda realidad, pero así es.

Conozco a Rubén Rocha hace ya más de 40 años, como a Héctor Melesio Cuén y un poco menos de tiempo a Jesús Vizcarra, los tres personajes brillantes de la política sinaloense que están hoy como posicionados precandidatos al gobierno de Sinaloa.

Los tres han sido de trayectorias sobresalientes que les han ganado muchísimos adeptos y varios rivales que los han cuestionado en ocasiones, particularmente a los dos ex rectores que han sido producto de un espacio y un ambiente como el de la UAS, quienes han tenido una experiencia muy propia de un espacio democrático que implica la discusión de todo.

Se podrá estar de acuerdo o no con sus ideas, proyectos y acciones, pero ambos tienen la virtud común de que no se ocultan y están abiertos a la controversia.

En particular a Rubén Rocha nadie le puede cuestionar hoy en día que sea el precandidato mejor posicionado de todos los partidos y en su propio partido, MORENA, cuestión que de suyo demuestra una relación política con el imaginario social que lo ve como el más viable para gobernar Sinaloa a partir del 2021.

En su vida llena de episodios políticos desde su adolescencia, indiscutiblemente ha tenido diferencias, roces, choques y confrontaciones con muchos, tanto desde sus ideas como de sus movimientos, pero ha sido un líder indiscutible en los ámbitos que ha pisado, tanto que en ellos ha sido cabeza institucional.

No me extraña para nada que hoy en día lo conviertan en la cabeza de las acciones políticas que despliega la fracción parlamentaria de MORENA, particularmente en lo que respecta al rechazo de las cuentas públicas y la lucha que estos diputados han tenido contra la intromisión permanente del gobernador Quirino Ordaz en el congreso del estado como en la auditoría superior desde que inició su gobierno.

Es evidente que el gobernador, desde que inició su mandato, ha maniobrado para controlar el congreso de Sinaloa, como lo han hecho todos sus antecesores olvidando por completo que se trata de otro poder y que es elemental el respeto que le merece. Hoy es MORENA quién tiene mayoría y aunque no fuera así, debiera tenerles el respeto que les otorga la constitución como también se le brinda a él, por lo que es absurdo adjudicarle a Ruben Rocha Moya la responsabilidad de una operación política contra el gobernador, cuando las iniciativas en el congreso son parte de las obligaciones y libertades que tienen los diputados.

Es obvio que Rubén Rocha no es el candidato a gobernador de muchos, pero debe reconocérsele que es un personaje distinguido y de merecido respeto.

Hoy Rocha Moya es un precandidato sólido con arraigo y prestigio que le ha dado una trayectoria de liderazgo social y eso no se puede desdeñar y menos lastimar con supuestas malabarismos políticos e irregularidades.

Es más sano competir contra él desde otras trincheras como seguramente las habrá, pero no puede ser el descrédito mediante la calumnia y descalificación. El que tenga diferencias que las ponga sobre la mesa y que luche por ellas, para eso hay tiempo, circunstancias y formas honorables para ello.

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