LOS PRESUPUESTOS • Y las cuentas

Por José Luis López Duarte

Para todos es un hecho que los presupuestos federales, estatales y municipales, serán menores en 2021 respecto al 2020 y que todos los gobernadores y presidentes municipales realizarán hasta lo imposible porque el congreso de la unión les asigno lo más que se pueda, y que los recortes les permitan por lo menos poder tener una operación estable de las instituciones.

De por sí en el 2019 y el 2020 han sido recurrentes los recortes presupuestales y la disminución del gasto corriente de los gobiernos, que, por la crisis económica, la lenta recuperación de la misma y la incertidumbre de la evolución de la pandemia es casi un hecho que todos se van a endeudan más de lo que ya están.

La vida de los gobiernos estatales y municipales será de mucho agobio, apremios y sobresaltos, que bien vale la pena echar mano de mecanismos de restructuración de deudas que les permitan que las obligaciones financieras sean más blandas y poder pagar para evitar conflictos de cartera vencida y hasta juicios por los mismos.

El gobierno de la república ha sido inflexible ante los problemas del coste económico de la pandemia, la insolvencia financiera de miles de negocios y las premuras de los gobiernos locales, al reducir sus ingresos que, aunado a los efectos de la crisis que sufren las regiones del país, el agobio y las presiones, van a crecer.

Por ello, antes de que pase más tiempo y se tengan que discutir los presupuestos de Sinaloa y los municipios, sería recomendable que el gobierno estatal, conjuntamente con los municipios, elaboraran un plan contingente que ajuste las propuestas a esta realidad.

La austeridad deberá ser máxima en todas las administraciones, reduciendo todo lo suntuario y accesorio, como la propaganda y la publicidad por poner un ejemplo, lo mismo que los salarios se deben reducir, trabajar porque la evasión y elución fiscal, pago de derechos y todos los renglones que impliquen ingresos deban intensificarse, al mismo tiempo que se combate el latrocinio y la corrupción.

Aquí en Sinaloa en los últimos cuatro años hemos sido testigos de una lucha permanente entorno a las cuentas públicas y eso se debe acabar.

No puede continuar la existencia de funcionarios con manejo discrecional del gasto, desviación de recursos y uso leonino de los dineros públicos.

La rendición de cuentas tiene ya que ser estricta, rigurosa, transparente, sin concesiones y menos complicidades, por lo que la titular de la Auditoría Superior del Estado debe rendir cuentas claras ante el congreso del estado y los diputados cómplices de trapacerías en los recursos públicos deben acabar.

No es posible que el tema de las cuentas públicas se convierta en un cuento y menos en un cúmulo de tranzas. Los tiempos imponen cambios más por inercia de los retos que por convicción de lo que se debe hacer y como sea, pero se deben imponer otras conductas.

El gobierno estatal y los gobiernos municipales cierran su ciclo el 2021 en un contexto que será mucho más difícil que ahora, por lo que es recomendable por todo que se modifiquen las conductas antes de que sea peor, y no estaría mal ponerse de acuerdo todos para afrontar los problemas.

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