LA LEY DE EDUCACIÓN SUPERIOR • Iniciativa de Rocha

Por José Luis López Duarte

Hace bien Rubén Rocha Moya en concentrarse en hacer propuestas legislativas que en atender los infundios reiterados promovidos por quién sabe quién, y refriteados recurrentemente por algún emergente improvisado, con el afán de debilitar su precandidatura, resultando tan pobre la intención que no tienen otro argumento y refleja desesperación.

Pero en fin, no faltará quien crea siempre en la vieja máxima de “calumnia que algo queda”, creyendo ingenuamente que puede tener algún peso en la decisión de MORENA para que lo veten en sus pretensiones.

Podrán ser otros argumentos o intereses más bien creo yo, los que pueden afectar las aspiraciones del senador, pero no estos “petarditos” con bocina, no.

Lo que sí es de llamar la atención y preocupar al senador es el anuncio, que ha hecho hace algunos días, de impulsar la ley general de educación superior, sin duda es un proyecto trascendental para el país y el gobierno de la 4T, proyecto al que no pudo llegar el gobierno de Peña Nieto y creo que al igual que aquel, el obstáculo principal que tendrá la 4T y en particular el maestro Rubén Rocha será el sistema de bachillerato nacional, monstruo de mil cabezas y soporte fundamental de la educación superior.

Hace bien el senador en no hacer caso de esos “chifletas” y concentrarse en la iniciativa que anunció.

La ley general de educación del 2014 pretendió la conjugación de un sistema básico educativo nacional obligatorio y gratuito para el estado mexicano, que inició Vicente Fox el 2002 al establecer la obligatoriedad de preescolar en el sistema básico de educación y más tarde, por allá el 2009, Felipe Calderón “cerró la pinza” al incorporar un sistema de bachillerato nacional, que tendría un costo de 600 mil millones de pesos, al que cada año se le inyecta presupuestalmente 60 mil millones de pesos, para completarlo el 2020.

Peña Nieto retomó en su nueva ley de educación la iniciativa de Felipe Calderón y se topó con que en el país existían más de 200 modalidades de bachillerato diferentes, y buena parte de ellas eran “patito”, tanto que en Sinaloa existían 15 modalidades diferentes y nadie quería cambiar y mucho menos asumir un modelo nacional inexistente.

Desde hace ya casi 30 años, existe una discusión sobre la mejor formación de la entre comillas edad de oro de nuestros hijos, llegándose a algunas conclusiones generales importantes como: de que sea una educación propedéutica, contenga variables terminales y aglutine las artes, el deporte y la cultura de tal forma que resulten generaciones de jóvenes altamente competitivas y completos.

Menciono lo anterior porque creo que lo primero que debiera resolverse es ese sistema de bachillerato nacional, que le proporcione un soporte sólido a la educación superior y, al mismo tiempo, resuelva uno de los problemas, en cuanto a educación se refiere, de la juventud mexicana.

La perspectiva, solidez y desarrollo ulterior de la educación superior en México no se puede concebir sin un sistema de bachillerato único nacional, ante lo cual cabe decir, que es la UAS la institución que más ha desarrollado un modelo único de bachillerato en el país, que debiera recogerse su experiencia e incorporarla a ese proceso en el que va a incursionar el senador Rocha Moya.

La velocidad del desarrollo científico y tecnológico en el mundo es tan grande y en lo que cabe en México también, que inscribir a la juventud mexicana en ella implica ayudar al senador con la iniciativa sobre educación superior, pero creo que debemos resolver de inmediato y antes de que entre en funciones esa ley, tener el sistema único de bachillerato nacional ¿Necesitaremos otra ley para eso? A lo mejor.

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