LA CONAGO • Parte 2

Por José Luis López Duarte

En un contexto de inestabilidad política, que quizá se acentúe y radicalice en el país, la debilidad de los gobernadores de los estados les resta posibilidades de incidir y decidir en el proceso en curso, tanto que debe moverlos a pensar ¿Qué van a hacer en este escenario nacional?

La pandemia aún no cierra su ciclo y amenaza con repuntar, además de que será un problema de salud permanente que requerirá campañas de vacunación todos los años, sus efectos en la economía están pronosticados que la recuperación a los niveles económicos previos a la pandemia serán hasta 2024 y las necesidades financieras de mayores ingresos para el gasto público son apremiantes, representa una ecuación de difícil solución para el gobierno mexicano y de efectos perjudiciales para los gobiernos estatales.

¿Cómo van a reaccionar los gobernadores ante todo ello? Bueno, Samuel García, el gobernador electo de Nuevo León, ya planteó la renegociación del convenio fiscal y ningún otro de los nuevos gobernadores aún ha expuesto algo al respecto.

En una coyuntura tan compleja, tan controvertida, de tantos riesgos y con tanto encono político en la cúpula del país, bien vale echar mano de la experiencia y actuar en consecuencia.

En el año 2000, cuando el PAN y Vicente Fox ganaron la presidencia del país, se dio la primera alternancia nacional, el PRI gobernaba 20 estados y al saliente presidente Ernesto Zedillo se le había organizado un bloque de gobernadores del PRD y PAN (la ANAGO) que encabezaba Cuauhtémoc Cárdenas, que resultó un grupo posicional de propuestas de cambio sobre el federalismo, pero el 2000 “se voltea la tortilla” y 20 gobernadores del PRI se quedaron en la orfandad presidencial.

Los gobernadores del PRI no se unieron a la ANAGO, pero un año después, en acuerdo con Vicente Fox, constituyeron a principios del 2002 en Mazatlán la CONAGO (Conferencia Nacional de Gobernadores), que habían organizado los gobernadores de Sinaloa, Juan S. Millán, de Tamaulipas, Tomás Yarrington, y el de Nuevo León, González Paras, quienes lograron la gran negociación y la cogobernabilidad entre el gobierno de la república, panista, y los estados del PRI.

La experiencia ilustra, pero no sirve si no se ubican las diferencias. El gobierno de la república tenía enormes reservas de dólares de los excedentes petroleros que le repartió a los estados. Ahora hay crisis, conflictos, escases y, posiblemente, voluntades en sentido contrario.

Sin embargo, y pese a todo, los gobernadores están llamados a jugar su rol y la primera obligación es reorganizar la CONAGO, sus fundamentos y sus propuestas fiscales y económicas.

Es cierto que hay debilidad porque se desmorona la “Alianza Federalista” de gobernadores, pero es mucho mejor que se realicen esfuerzos para reorganizar su fuerza a que cada quien trabaje solo y por su cuenta.

La CONAGO ya es un membrete de trámites que debe reinventarse y ello no es posible al margen de la “Alianza Federalista”, porque sería una reproducción de la división y de antemano un fracaso.

Aún quedan líderes entre los gobernadores que se quedan, como el gobernador el Jalisco, Enrique Alfaro, pero de los que llegan también hay casos como son Mauricio Kuri, de Querétaro, y Rubén Rocha, de Sinaloa. Es un trabajo muy arduo, es cierto, muy difícil también, pero no hay de otra.

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