Aumenta número de jóvenes surcoreanos que no salen de sus cuartos; algunos ni para ir al baño

Se les llama hikikomori y el gobierno está ofreciéndoles un subsidio para persuadirlos a que salgan de su aislamiento, aunque algunos creen que esta estrategia sólo rasga la superficie del problema

En 2019, Yoo Seung-gyu salió del estudio donde vivía por primera vez en cinco años

El surcoreano de 30 años primero limpió su «desordenado apartamento» con su hermano. Luego se embarcó en una expedición pesquera en el mar, con ermitaños como él que había conocido a través de una organización benéfica.

«Fue una sensación extraña estar en el mar, pero al mismo tiempo fue muy refrescante después de la reclusión. Se sentía irreal, pero definitivamente ahí estaba. Existía», dijo Yoo.

Un creciente número de jóvenes surcoreanos están optando por aislarse, apartándose completamente de una sociedad que cobra un precio alto por no cumplir con las expectativas.

Estos ermitaños se conocen como hikikomori, un término acuñado por primera vez en Japón en los años 90 para describir el distanciamiento social severo de adolescentes y adultos jóvenes.

En Corea del Sur, que lucha contra la tasa de fertilidad más baja del mundo y una productividad en declive, esto se ha vuelto una grave problema.

Tanto así que la autoridades están ofreciendo a los jóvenes ermitaños que están dentro de un cierto umbral de ingresos un pago mensual para persuadirlos a que salgan de sus casas.

Los que tienen entre nueve y 24 años y vienen de familias de bajos ingresos pueden recibir hasta el equivalente de 490 dólares mensuales para su sustento.

También pueden solicitar subsidios para una serie de servicios, incluyendo salud, educación, consejería, asistencia legal, actividades culturales y hasta «corrección de apariencia y cicatrices».