Debido al cambio climático, un minuto podría durar 59 segundos; esto es lo que sabemos

El aumento del deshielo polar por el cambio climático está haciendo que la Tierra gire más lentamente, lo que puede afectar a la coordinación de la hora mundial y agrega una elemento a la discusión sobre cómo sincronizar los relojes atómicos con la rotación del planeta.

Un estudio que publica Nature y firma Duncan Carr Agnew, de la Universidad de California en San Diego (EU), indica que el deshielo en Groenlandia y la Antártida puede haber reducido, más rápidamente que antes, la velocidad angular de la Tierra (la tasa de cambio de la posición angular con respecto al tiempo). 

Muchas actividades en el mundo desde internet, los móviles o los mercados financieros necesitan una escala de tiempo coherente, normalizada y precisa, la que proporciona el Tiempo Universal Coordinado (UTC), respecto a la que se calculan todas las otras zonas del mundo.

La UTC viene fijada por los relojes atómicos (TAI), pero teniendo en cuenta el ritmo del ángulo de rotación de la Tierra -UT1-, el cual varía. Para ajustar ambos relojes ha sido necesario, en varias ocasiones desde 1972, añadir un segundo intercalar, es decir hacer que un minuto en concreto dure 61 segundos.

Aunque un segundo pueda parece poca cosa, en la actualidad son muchas las actividades en la red que dependen de servidores con tiempos muy exactos. Por eso, el código que lleva la cuenta del tiempo en cada ordenador suele estar diseñado para manejar ese segundo extra ocasional.

Hasta ahora, la rotación de la Tierra se había ido haciendo gradualmente más rápida, de forma que el tiempo UT1 corría más rápido que el de los relojes atómicos. 

Esto implica que con los años la hora UTC tendría que perder un segundo para mantener la sincronía, es decir, el último minuto de un año determinado tendría 59 segundos.