Libro revela reunión de “El Chapo” con agentes de EU; No quiso delatar a políticos
Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como “El Chapo”, pudo demostrar, durante décadas, que aún en los peores momentos no delataría a los políticos mexicanos corrompidos por el narco. No se sabe si lo hizo en el juicio del año pasado en Nueva York, donde recibió cadena perpetua. Pero en México no lo hizo ni cuando tuvo frente a sí a la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos, la DEA.
Porque estuvo frente a la DEA. Y habló, sobre todo de sus rivales. Pero cuando le preguntaron por los políticos involucrados en el narco, prefirió callar. “Son demasiado peligrosos”, dijo.
La revista Rolling Stones cuenta en su nueva edición que en 1997, “El Chapo” Guzmán estaba a la defensiva. “Encerrado durante los últimos cinco años, acorralado por enemigos, aislado de su familia por pistoleros que lo acechaban fuera de los muros de la prisión, y viviendo con el temor perpetuo de ser extraditado a Estados Unidos, se acercó a las únicas personas pensó que podría ayudarlo: la DEA”.
Luego anuncia que viene un nuevo libro: El Chapo: La historia no contada del narcotraficante más infame del mundo, del periodista independiente Noah Hurowitz. Cuenta la historia de la reunión que resultó de ese contacto.
El libro, que se basa en los informes que Hurowitz hizo para Rolling Stone durante el juicio penal de “El Chapo” en 2018 y 2019, será publicado el 20 de julio por Atria Books.
Noah Hurowitz cuenta: “El 7 de noviembre de 1997, Joe Bond se encontraba en su oficina de la embajada de Estados Unidos en la Ciudad de México cuando recibió una llamada de uno de los marines estadounidenses que hacía guardia afuera. Había un tipo, le dijo el Marine, que tenía un mensaje para la DEA. Bond se puso una chaqueta y bajó las escaleras para ver qué pasaba. El visitante, a quien Bond se refirió más tarde con el nombre en clave ‘Electra’, tenía un mensaje para Bond”.
Era un cuñado de Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien había sido capturado y encarcelado por su papel en un tiroteo en mayo de 1993 en el aeropuerto de Guadalajara que cobró la vida del arzobispo Juan Jesús Posadas Ocampo. “Durante los últimos años, ‘El Chapo’ había estado tras las rejas en una prisión de máxima seguridad conocida como Puente Grande en las afueras de Guadalajara, donde se decía que vivía cómodamente gracias al dinero que repartía entre los guardias y funcionarios penitenciarios”.
Con información de Sin Embargo.