Tortuga caguama se extingue lentamente; 2020 sumó mil ejemplares muertos en BCS
Una tortuga caguama o amarilla (Caretta caretta) agoniza sobre la arena; al ejemplar juvenil le falta una aleta, posiblemente quedó atrapada en una red de pesca y al luchar por su vida, el monofilamento de nylon cercenó su extremidad.
El corte es muy limpio, no parece el ataque de un depredador ni la colisión con la propela de alguna embarcación en el mar.
Sin fuerza para nadar, la corriente la arrastró fuera del agua. Por momentos, la tortuga caguama intenta luchar, no se quiere rendir; estira el cuello y busca atrapar una bocanada de aire fresco, pero la suerte está echada.
En su caparazón ya tiene la marca de pintura roja que la convierte en una cifra más, un número en el conteo de ejemplares que realiza el Grupo Tortuguero de las Californias, en apoyo de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), que carecen de presupuesto para realizar tareas de inspección y vigilancia.
La Playa San Lázaro, tristemente célebre porque el año pasado aparecieron varados sin vida 137 lobos marinos (Zalophus californianus), está convertida en un cementerio de tortuga caguama en la región conocida como el Golfo de Ulloa, ya que, tan sólo en 2020, fueron contabilizados mil 88 cadáveres de esta especie en peligro de extinción.
Un reporte de la Profepa obtenido a través de la Ley de Transparencia establece que, además, el año pasado fueron localizados muertos en los 43 kilómetros de playa San Lázaro cuatro delfines, una ballena, dos focas, un elefante marino, un cachalote pigmeo, 30 tortugas prietas y 23 tortugas golfinas.
Con información de EXCÉLSIOR.